JINETES DE LA JUSTICIA: EL DOLOR Y LA VENGANZA

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Jinetes de la justicia, de Anders Thomas Jensen, es una película inesperada y que, muy probablemente, pasaría desapercibida de no tener a Mads Mikkelsen al frente de un reparto bastante coral, como también ocurría en Otra Ronda, aunque aquí es un relato completamente diferente.

Markus (Mikkelsen) es un militar que se ve obligado a volver a casa con su hija Mathilde, tras un trágico accidente en el que pierde la vida su mujer. Un día, Otto, un analista especialista en estadísticas, algoritmos y probabilidades,  le visita en su casa junto a otro compañero nerd, dándole razones de peso por las que no fue un accidente. A partir de ahí comenzarán una serie de investigaciones y acciones por parte de Markus y de estos compañeros frikis para vengar la muerte de su esposa.

Aunque explicado de este modo, podríamos a llegar a pensar que es una historia llena de testosterona, de ángeles vengadores al uso, y nada más lejos de la realidad. La profundidad que le imprimen todos y cada uno de sus personajes hace que nos importe tanto la trama de acción como la parte más dramática.

Sería injusto sólo destacar la labor de Mads Mikkelsen como soldado que no tiene más recurso que la violencia para solucionar los problemas que se le van planteando y que se niega a recibir ayuda psicológica. Sino que también Nikolaj Lie Kaas, como  el matemático Otto, Lars Brygmann como su colega Lennard y Nicolas Bro como el informático Emmentaler son piezas claves que dan humanidad a una serie de hombres marcados por distintos traumas familiares de su pasado y que ejercerán de puntales en esta historia. Así como los personajes de Mathilda, la hija, de Sirius, su novio y mun chapero ucraniano. La tragedia de Markus y Mathilde servirá de catalizador emocional para todos y cada uno de ellos, para salvarse y para sentirse parte de una especie de «familia postiza» que crearán.

Una historia que trata también sobre el dolor vital, la aceptación y la superación del duelo, sobre la fragilidad y la reconstrucción de la relación padre e hija, sobre el cúmulo de causalidades (¿o deberíamos decir casualidades ?) que pueden llevar a desencadenar un accidente, así como la necesidad de pèdir ayuda y de sentirse respaldado en los peores momentos de la vida….Conforme avanza la trama vamos viendo de qué modo se estrechan los vínculos que se establecen entre todos los personajes, retratados a través de diálogos que no tienen desperdicio, siendo sólo maniqueos los villanos de esta historia (la banda criminal de los Jinetes de la Justicia), de los cuáles sabemos lo justo y ya no hace falta más.

Una película que combina a la perfección el drama y la acción violenta con algunos toques de comedia negra, y que deja un poso de reflexión en el espectador, gracias a su elaborado guión. algo que es bastante improbable de encontrar en el subgénero de venganzas al que nos tiene acostumbrados el cine norteamericano.

SONIA BARROSO.-

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