I CARE A LOT, LA AVARICIA CARENTE DE MORAL Y ESCRÚPULOS

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Con el título en castellano Descuida, yo te cuido, I care a lot, dirigida por J Blakeson, es un thriller vestido de comedia negra que nos abofetea con un tema tan desagradable como lo es su protagonista, la corrupción dentro de las residencias de ancianos y los tejemanejes administrativos para hacerse con la tutela de los indefensos abuelitos y así apropiarse de una forma, supuestamente legal, de sus posesiones.

Marla es una empresaria sin escrúpulos, dueña de una empresa que se dedica al tutelaje de personas mayores, poseedora de una avaricia extrema, cuyo objetivo en la vida es desplumar a todo anciano vulnerable que pueda caer en sus manos gracias a un entramado muy bien organizado donde médicos y residencias colaboran en la estafa para llevarse parte del pastel. Lo que Marla no puede imaginar es que su última víctima, que aparentemente es el objetivo perfecto, le supondrá más problemas de los deseados al estar directamente relacionada con la mafia rusa.

La cinta comienza con buen ritmo durante su primer tercio y, a pesar de perderlo en su parte central para recuperarlo al final de la misma, los tintes de comedia negra con los que está aderazada durante todo su metraje y la poderosa interpretación de Rosemund Pike como Marla, logran que el espectador no pierda el interés en ningún momento, porque queremos saber si ese ser odioso, esa mujer fría, mala, malísima recibirá o no su merecido. Acompañando a Rosemund Pike tenemos a Peter Dinklange como ¿héroe?, podría serlo ya que, a pesar de que su personaje es otro diablo igualmente sin escrúpulos, al ser el antagonista de Pike hace que deseemos con todas nuestras fuerzas que sea éste el que se lleve el gato el agua.

En un momento dado la cinta se convierte en una especie de competición de “y yo más”, yo más malo que tú, yo más retorcido que tú, yo más vengativo que tú, y gracias, como ya he dicho, a estar salpicada con cierta dosis de humor la película aguanta el tipo de forma digna.

Es más que obvio afirmar que Rosemund Pike está colosal en su interpretación, que el peso de la película se soporta sobre sus hombros y que parecer ser que tiene un don especial para sacarnos de quicio como ya lo hizo en Perdida (David Fincher, 2014), pero llegando en esta película a unos niveles estratoféricos porque este personaje ha sido creado para ser odiado y Rosemund lo consigue con creces hasta el punto que una vez vista la película esta sensación no te abandona en un buen rato.

Película fácil de ver que no va más allá del entretenimiento en forma de thriller y que ,en cierto modo, pretende ser una denuncia hacia la forma en la que cuidamos o descuidamos a nuestros mayores en el SXXI.

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