HELL FEST: SLASHER MEMORIES

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En Hell Fest estamos ante una película de terror enmarcada en el género slasher. Películas, hoy clásicas, como Halloween, Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street, realizadas en los años 80, lo elevaron a la categoría de culto y lo convirtieron en uno de los géneros más atractivos para los adolescentes. Su premisa es simple, un grupo de
chavales se ve acosado por un asesino enmascarado. Durante los 90 llegó la saga de Scream, la cual dotó de nueva vida a un género que parecía agotado dándole además un toque sarcástico y autorreferencial.

En la película de Gregory Plotkin se podría decir que nos quedamos a medio camino entre las dos, y es que si bien por un lado es un claro homenaje a los títulos más aplaudidos del género durante los 80 -especialmente a la película de Carpenter-, el espacio donde se desarrolla, nos recuerda más a la saga de Wes Craven.

El guión, escrito por Seth M. Sherwood, Blair Butler y Akela Cooper, nos narra la historia de un grupo de adolescentes que se reúnen para ir a un parque de atracciones del terror, donde un asesino en serie les irá dando caza uno a uno.

Como podemos ver es una premisa sencilla que cumple las bases del género. El problema llega cuando las acaba cumpliendo a rajatabla. Los guionistas parecen tener tan presente los referentes de los que no se quieren apartar que no dejan lugar a la sorpresa y acabas teniendo la constante sensación de que te están contando algo que
ya has visto. Cualquier persona que esté familiarizada con el género se podrá ir anticipando a la trama en todo momento, atreviéndose incluso a vaticinar el final con muchas probabilidades de acierto. Por suerte, la puesta en escena que nos ofrece Plotkin sacando provecho del parque temático, junto con algún cameo sorpresa que hará las delicias de los fans, y los momentos gore que encontramos a los largo de la película, nos llevarán a pasar un
buen rato. Si bien es cierto que, para el género, se echan en falta algunas muertes más.

Mención aparte al momento más brillante de la película, la llegada de los protagonistas a Deadlands, un espacio reservado para los clientes V.I.P. donde los actores contratos por el parque pueden agarrar, zarandear e incluso “secuestrar” a los clientes. Es sin duda momento más inspirado por parte tanto de los guionistas como
por parte del director, consiguiendo una secuencia sobresaliente.

En definitiva, estamos ante una película que, sin aportar nada nuevo, ofrece una buena dosis de diversión, y que nos servirá para calmar nuestras ansias de “sangre” hasta que llegue el verdadero plato fuerte del género, el Halloween de David Gordon Green.

JOSU DEL HIERRO.-

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