ULTIMÁTUM EN EL PUB

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El spoof quedó huérfano a mediados de los 90. Después de que los Hermanos Zucker  tejieron la trilogía donde Leslie Nielsen convirtió en icono a Frank Drebin, el nivel bajó de forma considerable. El libro de estilo de sus predecesoras fue perdiendo fuelle y la llegada de Scary Movie impuso un nuevo estilo en el subgénero: uno mas excesivo basado en las referencias culturales que funcionaban más como acumulación que como inspirado sentido cómico. Eso y el uso de una escatologia postiza. Tampoco Mike Myers hizo lo suficiente para rehabilitar el cine paródico. Si, le dio empaque kitsch a un Bond más Flint que el propio Flint ( Flint, agente secreto) en Austin Powers, pero aún así no hizo nada para que las parodias no se conviertan en carne de videoclub. Tenían que venir los británicos a darle categoría al noble arte de la caricatura fílmica.

Y apareció la Trinidad cómica y geek de Simon Pegg, Nick Grost y Egdar Wrigth. Ambos nos trajeron Zombies Party. Después Arma Fatal. Y ahora cierran la «trilogía» con el canto de cisne del llamado clan Cornetto (llamada así por un chiste de su primer film sobre los helados): Bienvenidos al fin del mundo.

El argumento es el más surrealista de toda la triada británica: Cinco amigos de la infancia se reúnen después de dos décadas porque uno de ellos está empeñado en volver a probar suerte en un maratón alcohólico que nunca pudieron llegar a completar y que termina en el famoso pub “The World’s End”.  En su camino, se cruzará una invasión planetaria. Lo típico…

Hay muchos motivos para recomendar el film. Su ritmo trepidante in crescendo. Sus gags inspirados. Su surrealismo bien engrasado. Su «mensaje», tanto generacional como de principios ideológicos. Y todo esto esta presentado sin que se nota la complejidad de su mecanismo y cosmos. Lógico por otra parte… Porque esto es una comedia y no puede tener ni un bache. Debe ser un carrusel de inicio a fin. Este film lo es. Cumple todo eso. Servidor conectó durante los 109 min que dura el film. Y no olvidemos a secundarios como Paddy Considine, Martin Freeman o Rosamund Pike. Aunque Simon Pegg y Nick Frost son las estrellas, aquí nadie sobra. Todos son necesarios.

Así pues, ya sabéis. Para este cronista, la más redonda, como no podía ser de otra manera , la última de los Stan Laurel y Oliver Hardy del siglo XXI, ocurre en la barra de un bar. Y se llama Bienvenidos al fin del mundo. Ya están pagando la ronda…

JOAN BOTER ARJONA.-

 

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