THE NICE GUYS: GOSLING Y CROWE EN LA COMEDIA DE ACCIÓN

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Cómo Terence Hill y Bud Spencer en Dos Superpolicias en Miami y similares, o Mel Gibson y Danny Glover en la salga Arma Letal, ahora nos llegan estos Dos Buenos Tipos (The Nice Guys) que no son otros que Ryan Gosling y Russell Crowe, tras pasar por el Festival de Cannes fuera de competición.

Holland March (Gosling) y Jackson Healey (Crowe) son dos detectives de «medio pelo» que trabajan «husmeando» y buscando pistas y personas desaparecidas en Los Ángeles en la década de los 70. Cuando muere una actriz porno y una joven «prometedora», Amanda, es la chica más buscada del momento, ambos tendrán que sumar esfuerzos con la ayuda inesperada de un tercer vértice, Holly (Angourie Rice), la avispada hija pre-adolescente de Holland. Entre la Industria del porno, las ferias automovilísticas, las protestas de los actvistas medioambientales, los procedimientos judiciales y las fiestas «salvajes» andará el juego en una trama que, para ser de una comedia de acción, resulta de lo más elaborada.

Lo más divertido es comprobar la química entre Gosling y Crowe, que tienen dos personajes antagónicos destinados a entenderse a la fuerza. Mientras que Holland es un viudo alcoholizado que no sabe ni cómo cuidar a su hija ni aú menos, cuidarse a sí mismo, Jackson es un tipo duro y curtido que parece que esté de vuelta de todo, está acostumbrado a «repartir leña» y no le importa en absoluto a quién si es para salirse con la suya y resolver un caso. Ryan Gosling acierta con un personaje que es un «bombón», tan bobo como avispado, tan «metepatas» como adorable, mientras que Crowe parece haber heredado el personaje de Bud White, el policia rudo y violento que no soportaba que maltrataran a las mujeres en L.A.Confidential, de Curtis Hanson. Ahora que hablamos de L.A Confidential no nos podemos olvidar que aquí sale también Kim Basinger, pero no es una prostituta que parece una actriz de Hollywood, sino que es una juez con mucha influencia que mueve los hilos, ¡y de qué modo! La revelación de Angourie Rice y la presencia de Matt Bomer en un rol en el que uno se lo espera acaban de poner la guinda a este pastel.

Shane Black, especialista en saber divertir al personal, como ya lo hizo en Kiss Kiss Bang Bang e Iron Man 3, ha vuelto a tender la mano al cine que se hacia antes, con personajes muy bien definidos con los que es fácil sentir empatía, que parecen sacados de una comedia de Woody Allen o de una de los hermanos Coen más «bobalicones». Una propuesta dinámica, refrescante, ligera y a la vez complicada, una buddy-movie con tanta diversión como caídas y «mamporros», hecha para disfrutar, que no toma a su público por idiota. Pues sabe jugar bien sus cartas y darle todo lo que espera encontrar en una comedia de acción de estas características. ¡No os la perdáis! Y si es con colegas y con una cervecita mediante para hablar de la peli al acabar, mucho mejor. Y al salir del cine, uno se queda deseando que vuelvan en una segunda parte. ¡Esperaremos!

SONIA BARROSO.-

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