GAME OVER WORLD

Al ensayista británico George Owell se le atribuye esta frase: «En tiempos de engaño universal decir la verdad se convierte en un acto revolucionario. Y Terry Gilliam, ese ‘enfant terrible’ obsesionado con la distopía orwelliana del autor inglés siempre le han gustado esos futuros hipotéticos elaborados como viñetas de cartoon ácido, esa grafía que Gilliam ha empleado siempre desde sus orígenes montyhpytinescos (sea en imagen real o no). Así que esta vez, en The Zero Theorem, Terry Gilliam vuelve a repetir la jugada de Brazil para decir la verdad sobre el mundo que nos rodea a través de una gran mentira como la vida de su protagonista: un Oohen Leth que busca en ese -que es este también- manipulado mundo, el sentido de su existencia.

En esta ocasión, el director de 12 monos le pide un hieratismo a un Christopher Waltz que parece algo así como la reformulación de un Gru valleinclanesco. Añade a la mezcla unos toques de sexualidad con una Marilyn desestabilizadora como es Mélanie Thierry. También le mete unas gotas de psicoweb a través de personajes como el de Tilda Swinton, un nerd como el Bob de Lucas Hegdes y Joby, su jefe amigo (David Thewlis) y algunos otros personajes, a cada cual más pintoresco. Se agita bien el compuesto y voilà!…Aquí tenemos una versión (un poco) más digerible del Terry Gilliam mas distópico, que no deja huella, pero que entretiene y capta con solvencia este mundo 2.0.

Porque si Orwell lo pudiera ver estaría tan de acuerdo como Gilliam que este mundo parece un videojuego virtual, donde la espiritualidad parece esconderse en una marabunta de ecuaciones digitales que nos lleva al abismo. Pero esta película no cae en agujero negro. Cae en el saco del mejor Gilliam en los últimos años     -que es menos de lo que debería-, pero es más que suficiente. Visto los tiempos que corren. Porque es necesario recibir este toque de atención de Orwell y Gilliam.

JOAN BOTER ARJONA.-

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