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Pocas películas llegan a las pantallas con tanta expectación como El amanecer de los planetas de los simios. El éxito de El origen de el planeta de los simios contribuye a ello, a lo que se ha de añadir el despliegue técnico en forma de captura en movimiento. Además, había cierta curiosidad por comprobar cómo el director Matt Reeves (Monstruoso, Let me in) se haría suya la historia, inaugurando un nuevo género: la simio-ficción.
La trama sigue el hilo de El origen…en la que un virus de laboratorio hace que los simios crezcan en inteligencia asi como lleva a la raza humana al abismo de la extinción. Se inicia en una ciudad-estado simiesca en la que el ya conocido Caesar (Andy Serkis), Koba (Toby Kebbell), Maurice (Karin Konoval), así como nuevos compañeros viven en armonía hasta que el ser humano se cruza en su camino. A partir de este momento se desequilibra la existencia tanto de simios como de humanos.
No deja de ser un tanto decepcionante que en el devenir de la historia se hallen tantas y tantas incoherencias a nivel de guión. Esto hace que se descalabre el interés por la historia. Un buen punto a favor es el acertado uso de las escenas de acción. Además, hay mucho lugar para filosofar acerca de la existencia de hombres y simios, así como su relación entre ellos. Las interpretaciones humanas no brillan como lo hacen las simiescas, e incluso en el caso de Gary Oldman, decepcionan. No resulta nada creible como ex-marine, tal y como Van Damme no resultaría creible como protagonista en un biopic de Charles Chaplin.
Resulta sorprendente el realismo con el que los simios, no sólo Caesar -interpretado por Andy Serkis- sino también el resto de sus compañeros, expresan emociones dignas de personajes Shakesperianos. Oscar asegurado en el apartado de efectos especiales. Podrían haber sido más premios, lástima de ese guión con más agujeros que un gruyère.
DAVID PALOMAR.-
