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FUE LA MANO DE DIOS: RECUERDOS DE UNA VIDA
diciembre 17, 2021 Articulos

¿Qué marcó a Paolo Sorrentino y forjó sus cualidades como cineasta? En Fue la mano de Dios, el director napolitano nos sumerge en los recuerdos de su adolescencia a través del personaje de Fabietto (Filippo Scotti), un joven de 17 años que vive con intensidad en el Nápoles de los años 80. Una Nápoles que huele a  multitudinarias reuniones familiares estivales junto al mar, con sus alegrías y sus decepciones, a primeras fascinaciones por la belleza femenina y a ilusiones futbolísticas colectivas, con el fichaje estrella de Diego Armando Maradona…Una Nápoles dónde conviven lo íntimo y familiar con el lado más grotesco y exagerado de la existencia, por lo que vemos que Sorrentino vuelve a algunas de las señas de identidad de su cine, ya presente en La Gran Belleza, Silvio y Los Otros y La juventud, por citar algunas de sus obras más representativas. Incluso hay alguna secuencia de gran simbolismo, que la hermana con La Gran Belleza.

El periplo de Fabietto hacia la búsqueda de su identidad y su travesía vital, desde la alegría hasta el dolor, son las razones de ser de una película que en su primera parte nos arrancará más sonrisas que lágrimas, pero que, conforme avance el metraje se irá ensombreciendo, fruto de una tragedia familiar que le marcará. Nos hallamos ante el film más autobiográfico de Sorrentino en el cuál, a partir de sus propias vivencias y recuerdos, consigue reformular y crear una historia que es cómo la propia existencia humana.

Hay muchos momentos de júbilo, sacados de la propia idiosincrasia napolitana, aunque también hay gritos, dolor, rabia y frustraciones. Por ello, es una película montaña rusa, como la vida misma. Su familia es imperfecta y ruidosa, pero nutre el alma del protagonista (¡y de qué modo!), su despertar hacia el interés por el cuerpo femenino es tan hermoso como desconcertante, así como sus pasiones futboleras y sus sueños.

Asimismo,  esta película nos habla de tú a tú y nos cuenta cómo el cine o el fútbol  funcionan como refugio o como bálsamo, ya que pueden hacernos escapar de la realidad e incluso salvarnos -no en vano el título Fue la mano de Dios, que va más allá del mítico gol de Maradona del año 86-. Estamos ante otra pequeña gran joya del director napolitano, una película maravillosa. de esas que llega a capturar el corazón y el alma de los espectadores por ese retrato nostálgico de un pedacito de existencia.

SONIA BARROSO.-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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