ESTO ES CHINA

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Un minero indignado por la corrupción local. Un hombre nacido para vivir en la miseria queconsigue huir.  Una recepcionista de una casa de masajes que es sometida a abusos por un cliente. Y un trabajador de Apple que tiene que doblar trabajo debido a las circunstancias. Este es el menú Zhangke. Y vaya menú…

Porque para esta ocasión es un punto de inflexión en su carrera. El estilo marca de la casa prácticamente sin cortes, de planos secuencia que se funde con el paisaje ( lejos de cualquier exhibicionismo formal) es destilado para el director de Naturaleza muerta en su obra más » comercial», si, pero la mas redonda y uno de las radiografias mas brutales no sólo del mundo actual si no del estado del cine actual.  Porque Jia plantea una nueva forma de contar historias, impregnándose de ellas. El realizador nos muestra con más convicción que nunca una vía de posibilidades infinitas para la evolución del lenguaje cinematográfico, basada en caja de resonancia de las historias y nunca en armazones huecos encantados de conocerse. Con un el verismo que plasma una realidad llena de violencia tan dura y directa como espeluznantemente cotidiana.

Y empezamos más fuertes de nunca. Con una cámara con la que en el director de Platform sigue a los protagonistas de forma inusitadamente enérgica, como si detrás del estaticismo de Jia Zhangke estuviera un director ansioso por arañar una pizarra. Sin embargo, a medida que va avanzando el film, el director chino mezcla los géneros dramáticos con tanta habilidad, capaz de pasar del drama intimista al documental o al wuxia, con Zhao Thao ejerciendo de heroína sangrienta. Porque la violencia siempre está ahí, sólo falta que estalle y no tenga compasión por nadie.

Ningún episodio se escapa de esa rojo sangre que salpica cada fotograma como si fueran fuegos artificiales. Porque Un toque de violencia es un film que es mucho más que la suma de sus piezas. Si bien es cierto, que estamos con en realidad 4 Zhangkes en uno (tan excelentes que servidor no quería que se acabaran), el conjunto global es de los que te dejan sin aliento en la butaca. No sólo porque el director estrella del cine independiente chino es valiente para hablar con tanta verdad de una sociedad tan disimulada en su insultante injusticia de cara a la galería internacional. Una cinta que rubrica su metraje con un elocuente plano final que el propio Zhangkei ya había recurrido a esa imagen en su ópera prima, Pickpocket, y que dialoga con su filmografia de forma magistral. Tan bien consigue no sólo dar el paso que necesitaba su obra como cineasta. Y lo hace con la fuerza de la bandera del tigre que lleva el gran  Jiang Wu en su escopeta. No se la pierdan.

JOAN BOTER ARJONA.-

 

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