ESPECIAL TIBURONES: PARTE 3

Y llegó el día. Ese en el que uno debe asumir públicamente que palabras como Sharknado MegaShark pueden llegar a ocupar un lugar en tu estantería al lado de El padrino o Goodfellas. Y es que, en el género de los tiburones, prácticamente desde el estreno de Tiburón hace ya 45 años, no pudieron evitar que se explotara el género con productos y subproductos de dudosa calidad e, incluso, que hayan productoras que lo hayan convertido en su seña de identidad y creado un propio sello.

Si habláramos de exploitation de tiburones (¿Jawsploitation os suena bien?) son no pocas las películas al respecto. Voy a anunciaros algunas de las que son pero son mucho más. Mako, the jaws of death. Posiblemente por fecha (1976) la primera que se apuntó a la moda de la original de Spielberg (eso de The jaws of death suena sospechoso…). Un par de actores de reparto en horas bajas (Richard Jaeckel pasó de Doce del patíbulo a esto) e imágenes submarinas sacadas de documentales intercaladas torpemente, lo cual sería bastante seña de identidad de este tipo de producciones. ¿Buena? No. ¿La peor? Espera…

Tintorera! Tiger shark (1977)

Este film, incluso en el título, no tenían claro qué tipo de tiburón era, si una tintorera o un tigre, pero que no es lo mismo, vaya. Aquí ya empezábamos a sacar peli por año que hay que aprovechar el tirón ahora que aún la cosa va bien. ¿La peor? Ese adjetivo es difícil de adjudicar en este contexto. Pasemos a la siguiente…

El último tiburón (1981)

Damos un salto a una de las joyas de la corona. Posiblemente, la que se ha convertido en objeto de culto. La culpable de que tuviera de pequeño fobia al mar (ojo que no sabia nada de la original Tiburón y toda la vida estuve convencido que esa era la culpable hasta que descubrí la escena en cuestión que me provocó pesadillas y resulta que es de la otra).

Dirigida por Enzo G. Castellari, director de Aquel maldito tren blindado, es la culpable de que en España la secuela de  Tiburón 2 no pudiera llamarse Tiburón 3, ya que ésta se adelantó y estrenó con dicho nombre (en una jugada de trilero maravillosa). Un engendro con un tiburón tan horrible y unas actuaciones tan bochornosas, que es que sólo hay que quererla. Únicamente, hace falta acercarse a alguna de sus escenas (se puede ver en Amazon Prime Video) para comprobar como un tiburón de cartón piedra, que solo asoma la cabeza (que no había dinero para el resto) provoca una oleada de crímenes en un pueblo donde todo está calcado a la original de Spielberg, con un James Franciscus imitando a Roy Scheider y con un salto final, que no se puede evitar soltar la mayor carcajada de lo ridículo que es. La sorpresa es que la película provocó tales litigios en Estados Unidos que a día de hoy está prohibida su exhibición, dotándola de esta aura de película maldita.

Voy a saltar unos años, -durante los 80 y 90 surgieron de todo tipo de imitaciones-,siendo Orca y Piraña las más destacables, hasta el punto de que eran las más salvables, sin ser de tiburones propiamente dichas. Y no fue hasta el 1999, año en que aparece Shark attack y empieza de nuevo el ataque y la fórmula que se ha mantenido hasta nuestros días. Tomamos un actor de capa caída, que en su momento tuvo éxito relativo (en este caso, Casper Van Dien) y lo metemos en una trama de aventuras/venganza/descubrimiento, donde unos tiburones aterrorizan a una población y él debe convertirse en el héroe salvador. Unos efectos especiales normalillos, sin estridencias, pero creíbles, y damos con un buen telefilm para pasar el rato, incluso hasta recomendar a los amigos. Eso el primero, ya que el desastre viene cuando el relativo éxito de la propuesta provoca que directamente se lance en vídeo y se saquen de la manga secuelas a diestro y siniestro de la misma. Y allí empieza la verdadera fiesta. En este caso, hubo dos, una en el 2000 y otra en el 2002 , con efectos  especiales de Windows ME. Degenerando a niveles bochornosos.

Pero la diversión no acababa mas de empezar. En 2009 la marca shark attack se convierte casi en un sello en sí mismo, y aparecen títulos que con dicha coletilla pretenden cosechar un éxito que ni la original tuvo. Los mejores casos fueron Malibu shark attack (2009, disponible en Amazon  Prime Video) y otra joya de la corona, Jersey Shore shark attack. Ojo ahí. En pleno apogeo de los reality, estilo Gran hermano, aparece en Estados Unidos, Jersey Shore (que aquí acabaríamos importando en Gandía) donde unos mozos y mozas de buen ver, ganas de fiesta y con fidelidades olvidadizas de pareja se dejaban querer por la noche que los confundía. Pues bien, a alguien (un genio sin duda) se le ocurrió que podrían hacer un Shark attack con semejantes personajes y ver cuántos adolescentes picaban. Yo solo digo una cosa: Lo hacen aquí con Gran hermano y me tienen pagando lo que sea por el canal 24h para verlo desde todos los ángulos.

Volviendo al 2009 y, recordando que en la tercera parte de Shark attack tocaron el tema del Megalodón, esto nos lleva al tema de MegaShark y al estudio The Asylum. La verdadera etapa dorada de la jawsploitation empieza. ¿Qué es The Asylum? Para quien no lo sepa, era la empresa que hizo los efectos especiales de Master and Commander y llegaron a ser el sello de los efectos por CGI rápidos y baratos hechos con una app del móvil, prácticamente.

En 2009 aparece Megashark vs Giant Octopus, donde nos encontramos con una relectura de Orgullo y prejuicio, tomando el libreto original al pie de la letra… ¿En serio? ¿Qué se supone es una película llamada Megatiburón contra Pulpo Gigante? Pues de un Megatiburón liándose a bocados contra un Pulpo Gigante. ¿Engañan al espectador? No, es la película más sincera del nuevo milenio diría yo, nadie duda de lo que va a ver. ¿Lo ofrece? Eso y más. Para empezar seguimos con la fórmula de marras: actor en horas bajas (Lorenzo Lamas, y la primera vez que me dijeron que salía en ella pregunté si hacia de tiburón o de pulpo). Hay militares encubriendo que hay un tiburón grande como un rascacielos con una aleta descomunal de grande y un pulpo que pasaba por allí y mira, que se maten y con suerte cenamos a feira. Un despropósito tal que con el boca-oreja fueron muchos los que la vieron y provocó un efecto llamada que la convirtió en un éxito. Y así, niños y niñas, es como se abre la Caja de Pandora, porque The Asylum vieron el filón y decidieron hacerlo su seña de identidad (eso y los mockbusters, imitaciones cutres y baratas de pelis de éxito con el fin de atrapar a algún incrédulo, como aquellas pelis de dibujos en VHS que copiaban el último éxito de Disney y los papás compraban en los mercadillos pensando que se coronaban ante los peques, y  vaya si se coronaban…).

Después de Giant Octopus apareció el equivalente a El Padrino II del género, Megashark vs crocosaurus, en la que la criaturilla (¿no moría? ¿por qué ha vuelto? ¿por qué lo preguntas? ¿me puedes soltar el brazo?) se enfrenta a un cocodrilo grande como un estadio de beisbol (literal, hay una foto que lo demuestra). Otro despiporre con Jaleel White (Steve Urkel, si no sabéis quién es, no tenéis infancia) al frente y militares enfadados porque el tiburón se zampa los buques de dos en dos.

Y así, un sin parar. ¿Acabó allí la cosa? Veamos: hubo Megashark vs Mechashark en 2014, luchando contra una réplica robótica de él mismo y luego Megashark vs Kolossus en 2015, donde luchaba, agarrarse, contra un robot gigante ruso que pretendía atacar Estados Unidos y Megashark es su única salvación. Alucinante es quedarse corto, y deplorable también. Aunque ese no fue el único sello, no, aún llegó otro más: 2-headed shark attack en 2012 con Carmen Electra haciendo de una de las cabezas del tiburón (no, es broma, no pasó el corte pero le dijeron que rondara por allí en bikini sin hacer mucho ruido y tal).

Otro título que no lleva a equivocación, un tiburón de dos cabezas haciendo el doble de daño. Y luego pensaron en el siguiente paso. ¿Cuál? 3-headed sahrk attack en 2015. Y luego vino 5-headed shark attack (creo que despidieron al becario que de matemáticas iba regular al contar mal) en 2017 y para sorpresa de propios y extraños en 2018 llegó…6-headed shark attack (me imagino en un despacho alguien con un cubata en la mano diciendo ¿A que no hay narices? y el resto echándose a reír).

Pues sí. Y por entre medias hubo de todo. Porque si vivimos en un mundo con un tiburón de 6 cabezas, pues oye, ¿por qué no uno que sea mitad tiburón y mitad pulpo? Sharktopus en 2010. ¿Por qué no uno que sea zombie? Zombie shark en 2019. ¿Por qué no uno que sea un fantasma y pueda moverse por dentro de una casa? Ghost shark en 2013. ¿Por qué no uno que vaya por la nieve Ice sharks en 2016; y Avalanche sharks en 2014, casi lo mismo. ¿Por qué no uno que vaya por la arena de un desierto? Sand Sharks en 2012. ¿Por qué no unos que vuelen, disparen misiles, lleven a nazis zombies a lomos? Sky sharks en 2020, la cual tuve que sufrir en Sitges 2020 y fue la primera película que vi del festival, como si o hubiera un mañana. En serio, lo de los tiburones con rayos láser de Austin Powers: Goldmember se han quedado ya tan cortos…

JOSÉ ISAAC PELLICER.-

Edición: SONIA BARROSO.-

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *