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EN LA VÍA LÁCTEA: AMOR EN TIEMPOS DE GUERRA
julio 13, 2017 Articulos

Imágenes poderosas, la naturaleza, el romanticismo, el realismo mágico, la comedia, el drama, el costumbrismo, la música, la locura…Vuelve Emir Kusturica en estado puro en En La Vía Láctea, una historia ambientada en su Serbia natal, durante la Guerra de los Balcanes. Kosta (Emir Kusturica) es un humilde lechero que lleva la leche entre disparos y trincheras cada día montado en su leal burro. Milena, una lugareña que vive en una casa con su madre y un «reloj asesino», está perdidamente enamorada y loca por casarse con él, pero la llegada de Nevesta, una italiana con un turbio pasado (Mónica Bellucci), hará que Kosta se sienta irremediablemente atraído por ella. Este hecho, la guerra y la aparición del hermano de Milena, soldado en Afganistán, hará que se complique su vida hasta límites insospechados.

En la Vía Láctea me recordó en muchos momentos a Gato negro, gato blanco, una de mis obras preferidas del director serbio. Ésta también posee muchos elementos, situaciones surrealistas y personajes excéntricos, a los que les gusta meterse en líos, pero que en el fondo, son de lo más tiernos y entrañables, que son reconocibles en su cine y que han creado su sello y marca de identidad balcánica inigualable.

La película no es redonda, pues tiene un tramo final bastante discutible y «pasado de rosca», en el que si eres un espectador sensible, vas a encontrarlo, como mínimo, desagradable, parece como si Kusturica buscara impresionarnos a toda costa. Pero no por no ser redonda, deja de ser una muy buena muestra de cine de emociones, sensaciones y sentimientos, Quedan para el recuerdo un buen puñado de imágenes, que son metáforas poderosas -desde esas ocas bañadas en sangre, hasta la serpiente bebiendo leche o algunas bonitas imágenes de la pareja, etc-. Echamos un poco de menos la música de Goran Bregovic, pero esta curiosa y extravagante historia de amor en la madurez entre Kosta y Nevesta, con Milena mediante, bien vale pasarse por el cine y dejarse cautivar por un narrador con un universo tan personal, que no te deja indiferente.

SONIA BARROSO.-

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