EL REVERENDO: ¿PODRÁ DIOS PERDONARNOS?

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Paul Schraeder, mítico guionista y director de American Gigoló o Affliction, nos brinda un film sólido de personajes potentes y atormentados con El Reverendo (First Reformed), la triste historia del reverendo Toller, un párroco de la congregación católica Vida Abundante, que se sitúa en una pequeña localidad del estado de Nueva York, cuya vida e inquietudes cambiarán al conocer a un matrimonio de jóvenes, una embarazada feligresa de su congregación en apuros y su depresivo marido, cuyas ideas neo-liberales y progresistas sobre nuestro planeta y el cambio climático harán tambalear todos los principios morales y éticos de Toller.

A caballo entre el drama y el thriller, Schaeder nos presenta un notable relato en el que los personajes tienen un gran calado, especialmente destaca la fascinación in crescendo que el espectador siente por la complejidad y la evolución del reverendo Toller, enfermo, incapaz de superar una pérdida en su pasado, adicto al alcohol y cada vez más trastornado, interpretado de manera magnífica por un Ethan Hawke que no estaba tan bien desde hace muchísimo tiempo, absolutamente creíble en este rol. Incluso Amanda Seyfried, dándole la réplica como esposa embarazada y sufridora de un activista depresivo, está fantástica y muy contenida y sensible y tiene una relación muy especial con Toller, relación que se convierte en una de los pilares que sustentan este film. Un film que va de menos a más, claramente, y en el que se aprecian influencias de otros directores de género de suspense e incluso de Terrence Malick y Darren Aronofsky en algunas de sus secuencias más celebradas (y que serán, quizás, lo más recordado). Así mismo, aparte del tormento moral del protagonista se nos plantean cuestiones a debate sobre nuestro planeta y la hipocresía reinante incluso en las congregaciones católicas a expensas económicas de grandes corporaciones para sustentarse.

Una película para saborear y reflexionar a posteriori alrededor de una cuestión moral tan implacable como lúcida: ¿Podrá Dios perdonarnos por todo lo que le estamos haciendo a nuestro Planeta? En la escalada de Toller desde la cordura y moralidad al momento en que da rienda suelta a todos sus demonios interiores, sólo podemos culpar a Schraeder que le tiemble el pulso en un escena final totalmente esperanzadora (y decepcionante o no, según las expectativas previas que el espectador se cree con la trama, y su mayor o menos grado de implicación en la misma). Aún así, es un ejercicio maduro y complejo de thriller psicológico alucinante.

SONIA BARROSO.-

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