EL PODER DEL PERRO: EMOCIONES SOTERRADAS

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Tras ver El poder del perro uno se pregunta qué es lo que ha visto exactamente. Y creo que es lícito hacerlo, ya que no se trata de un western al uso, sino que más bien nos hallamos ante un drama psicológico. La nueva película de Jane Campion, que es la adaptación de una novela de Thomas Savage del mismo título, no es una propuesta fácil, hay que reconocerlo, y no por la cadencia lenta de sus secuencias ni por el extraño y dilatado devenir de sus acontecimientos, sino por las historias dentro de una misma película que se nos están narrando. Unas historias con personajes marcados por la soledad, el dolor, la pérdida, el tormento y la represión sexual.

Por una parte, tenemos la relación tirante entre dos hermanos de caracteres y modos de ser que no pueden ser más contrapuestos. La cuál se verá ensombrecida ante la llegada de la nueva esposa (Kristen Dunst) y del hijo de ésta al rancho familiar de Montana. Por otra, la relación de la mujer con su nuevo marido (Jesse Plemons) -ambos se casan para escapar de la soledad, ella de la viudedad y él de una vida solitaria como granjero-, y la que se establece con su cuñado. Y, por último, -y la que desde mi punto de vista me resulta más interesante- que es la que entablarán Phil y el hijastro de su hermano.

Benedict Cumberbatch hace suyo un personaje, el del granjero Phil Burbank, que al principio puede parecer odioso, por su manera de proceder y por su crueldad, pero que va evolucionando ante los ojos del espectador. Él es el alma de esta película, con su rabia contenida, su dolor, su lágrimas, su represión sexual, su fascinación…En su relación con el personaje de Kodi Smith McPhee, tan compleja y abierta a múltiples interpretaciones, es dónde iremos descubriendo su verdadero yo.

Jane Campion rueda con elegancia un drama psicológico de personajes, de cocción lenta y muy contenida, sin estridencias, como podría derivarse de la contemplación del bello y árido paisaje y de las montañas de Montana. En todo momento, las emociones de los personajes están soterradas y apenas se vislumbran a flor de piel en algún instante,  A la directora de El piano le interesa la exploración psicológica de sus personajes, quién busque un western violento éste no es su film. Así pues, el espectador tiene que permanecer paciente y cauteloso ante esta película, pues si no lo es seguramente se sentirá defraudado.

SONIA BARROSO.-.

 

 

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