La historia real de una pareja que sufrió una huelga de controladores aéreos cuando se iban a casar es la inspiración para el guión que ha llevado a la pantalla María Ripoll en su última película. Una cinta que, después del éxito descomunal de Ocho Apellidos Vascos, se convierte en una película muy esperada para el público, ya que es la segunda cinta con Dani Rovira como protagonista. Sin embargo, Ahora o Nunca, a pesar de ser una comedia romántica, no es el mismo tipo de comedia que la cinta de Emilio Martínez Lázaro. Son muy diferentes. Mientras la primera es una comedia construida a base de gags y con la trama romántica de fondo, aquí nos encontramos con que los momentos cómicos surgen a través de la trama y que el tono romántico tiene mucha fuerza en la pantalla. De hecho, Ahora o Nunca es un cupcake relleno de venenosos e hilarantes giros de guión en su interior que empiezan en el momento en que el aeropuerto se paraliza y el novio tiene que buscarse la vida para casarse con su amada. Y también, para quien esto suscribe, una de las mejores comedias de lo que llevamos este año.
Los motivos de mi afirmación es que, analizando la cinta desde todos los puntos de vista, es excelente. Si hablamos del apartado actoral sobretodo tenemos que hablar de la pareja protagonista. Dani Rovira tiene duende. Su personaje aquí no es un pícaro si no un buenazo con pasado pagafantas. Pero el actor lo lleva a su terreno, como los grandes cómicos del cine y nos conquista, no solo por su naturalidad tanto en la comedia como en el drama. Y más si se tiene una partenaire a la altura: Maria Valverde está espléndida. Nadie dudaba de su capacidad dramática, ya demostrada con creces en su filmografía. Pero aquí demuestra ser un torrente cómico y su química con Dani es arrolladora. Deberían hacer más comedias juntos.
Por su parte, los secundarios todos aportan su granito de arena uno más que otros pero siempre sumando. Si bien Jordi Sanchéz y Joaquín Nuñez son los perfectos escuderos para la trama de el novio (y nunca sin caer en la atrascanada aunque el rol de Sanchéz sea un poco «Antonio Recio»), también se desprende una gran química con Clara Lago, Anna Gras y Alicia Rubio con la actriz protagonista de A 3 metros sobre el Cielo. Sin olvidar a Gracia Olayo como la madre del novio, un sorprendente y extraodinario Marcel Borrás o una Yolanda Ramos «robaescenas», cuyos personajes oxigenan con sus apariciones las tramas principales.
Y otra de las piezas para que funcione el film, amén de un guión muy bien hilvanado de Jorge Lara y Francisco Roncal, es el trabajo técnico liderado por Maria Ripoll junto al galardonado director de fotografía de Caníbal, Pau Esteve Birba. El film tiene una estética muy determinada y estilizada. Desde una iluminación que si bien es luminosa, huye a su vez, de la típica luz plana de la comedia, pasando por su meticulosidad en el encuadre (por ejemplo: ese plano de Dani Rovira bajando las escalas mecánicas), el tempo de las «escenas de acción» e incluso la habilidad del montaje paralelo al vertebrar a veces las dos líneas de acción y hacerlas converger en un mismo punto, casi como los personajes tuvieran resonancia límbica.
Así pues, una refrescante optimista comedia romántica que haría las delicias del Richard Curtis de Love Actually, que si bien no busca la carcajada desde el minuto uno aviso: las risas tardan un poco en llegar pero cuando llegan, compensan con creces) vale mucho la pena. Y más en estos tiempos que corren. No se la pierdan.
JOAN BOTER ARJONA.-