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EL BOTONES Y SU AYUDANTE
marzo 23, 2014 Cine de Autor

Wes Anderson ha ido conformando, con el paso de los años, una estética reconociblemente maravillosa para sus películas  que, posiblemente, ha llegado a su punto de perfección con este Gran Hotel habitado por caras familiares de la filmografía de Anderson, y por nuevos huéspedes, como Ralph Fiennes, quien da vida al conserje Gustave H., y Tony Revolori, su joven protegido. 

Anderson es ante todo un contador de cuentos visuales,  de historias  en las que compagina comedia, drama, romance y aventura. Un cóctel de imágenes en el que, puestos a crear, hasta el enclave en el que va a tener lugar es imaginario, la república de Zubrowka, tan familiar como irreal, en la que situamos a personajes malvados y codiciosos, pero a quienes sacando de contexto, logramos verlos como protagonistas de situaciones tremendamente cómicas. Con estos ingredientes, Anderson parece haber llegado a su madurez como creador, logrando un punto de equilibrio muy difícil de alcanzar: la comedia, las risas, no ahogan el tono de melancolía que subyace en toda la trama de la película. Todo ello convierte a El Gran Hotel Budapest en una película muy disfrutable, con homenajes a clásicos del cine y de la literatura, sin pretender dar lecciones al espectador. 

En esta ocasión, el director/guionista cuenta de nuevo con Robert D. Yeoman como responsable de fotografía y con Alexandre Desplat como autor de la banda sonora, ambos con trabajos sobresalientes. En cuanto al reparto, es imposible mencionar a tanto actor secundario o de reparto, pero es obligada la mención a aquel cuyo personaje es pieza fundamental de la cinta: el recién llegado al “mundo de Wes Anderson”, Ralph Fiennes,  en un personaje tan atípico en su filmografía como agradecido, por el cambio de registro que supone para él. Fiennes proporciona al conserje la pomposidad y la elegancia que requiere, y compone un personaje tan divertido como decadente. 

Al final, resulta difícil analizar por separado cada pieza de esta obra, cuando el conjunto funciona tan bien, y resulta una pequeña maravilla al estilo de los pastelitos que prepara el personaje de Saoirse Ronan.

IMMACULADA PILAR COLOM.

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