Vuelven los zombies y vuelve Zack Snyder. Si para un servidor su versión de Amanecer de los muertos fue un hito en el género y en su filmografía, no eran pocas las expectativas creadas cara su siguiente incursión en el género. Y ahora que, por fin, la hemos visto gracias a Netflix ,ya podemos decir que la película es lo que cabría esperar en lo bueno y en lo malo. Porque para algo hablamos de Snyder: Snyder es Snyder en lo bueno y en lo malo le pese a quien le pese. Vamos a desgranarlo un poco.
El proyecto, desde el 2004, tuvo sus idas y venidas en la cabeza de Snyder y de Warner. No fue hasta 2019 que Netflix la hizo suya y Warner, mas ocupado en otros temas, se despreocupó de ella y de Snyder. La película, en cuanto a trama, no tiene mucho que decir aparte de ir sobre un grupo de mercenarios liderados por Dave Bautista que deben entrar en un Las Vegas plagado de zombies para robar una caja fuerte de un casino. Todo bajo una carrera contrarreloj, ya que un misil nuclear lanzado por el gobierno pretende arrasar con la zona y limpiarla de infectados. Hasta aquí todo bien y sin novedad. ¿Pero qué nos ofrece la película? Tenemos dos horas y media irregulares donde buenas piezas de acción se entremezclan con los típicos momentos de drama humano ,que en este caso a casi nadie interesa porque a lo que hemos venido es a ver acción, gore y zombies y no llega hasta bien entrada la hora de metraje. Arranca con una intro y unos créditos iniciales excepcionales (lo mejor de la película sin duda) para luego presentar personajes y tramas.
Si a partir de ahí hubiera abrazado esa locura hasta el final sería redonda, pero la irregularidad aparece y la acción desaparece hasta el final. No puedo decir que resulte pesada, pero sí se alargan tramas que no van a ningún sitio. Aún así la acción desenfrenada se concentra más en los últimos 50 minutos que en el resto y sí, la acción es lo cabría esperar de Snyder y está bien ejecutada, pero no vale la pena tanta espera para esos momentos. Así como en la citada Amanecer de los muertos los personajes estaban mejor perfilados y el drama humano era lógico y coherente, aquí tenemos tantos clichés que a veces parece rozar la parodia (con tramas románticas que aparecen de forma espontánea para tener a los dos minutos el momento dramático).
Otro tema es la dirección y la fotografía de Snyder. Su ego sigue siendo el mayor de sus enemigos. En este caso ha querido jugar a ser director de fotografía y su experimento puede resultar extraño. Hay un desenfoque en ciertos momentos que no llevan a nada y a mí, personalmente, me ha molestado, como si viera una película en 3D sin las gafas. Ojalá pudiéramos saber la razón. El resto es la cámara lenta habitual en Snyder que, en las secuencias de acción, se disfruta al 100%. Ojalá nos siga ofreciendo más espectáculos, pero a veces las decisiones creativas se deben dejar a profesionales o reposar un poco más.
En conclusión, la película es disfrutable (una hora menos hubiera sido mejor) y gustará a los fans de los zombies, pero también dividirá a aquellos que busquen algo más canónico en el género y tal vez no unifique tanto como sí hizo Amanecer de los muertos.
JOSE ISAAC PELLICER.-
