MIENTRAS DURE LA GUERRA: VUELVE EL MEJOR AMENÁBAR

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Son muchos los largometrajes que han abordado con mayor o menor fortuna un hecho histórico tan reciente como es el de la Guerra Civil española. Sin ir más lejos este mismo año y a penas separadas por unas semanas, se estrenan dos propuestas tan diferentes como interesantes; por un lado tenemos La trinchera infinita y por el otro la presente Mientras dure la guerra. Ambas vienen a confirmar que por muy manido que algunos digan que está el tema,
el talento y el punto de vista de sus creadores está por encima de todo.Mientras dure la guerra nos relata el momento en que el bando nacionalista toma Salamanca y el papel que jugó en este periodo Miguel de Unamuno (Karra Elejalde), rector de la universidad en aquel momento y personaje tan respetado socialmente como polémico por no morderse nunca la lengua, sobre todo en lo que a temas políticos se refiere.

Amenábar realiza un retrato de una época sombría, con una gran inestabilidad y temor entre la población. Grandes disputas entre miembros de las familias y amigos por discrepancias políticas, el desconocimiento ante lo que ocurría, las habladurías y rumores sobre fusilamientos, todo ello enmarcado en un fantástico trabajo de producción, nos transporta desde la butaca a aquella época.

El Miguel de Unamuno con el que nos encontramos es un hombre bonachón, con un gran amor por las letras y su patria, decepcionado con la república y que quiere confiar en el cambio que propone las tropas nacionalistas, a pesar de no tener del todo claras sus intenciones. Es tremendamente difícil poner un adjetivo al trabajo de Elejalde, pero si hubiese que catalogarlo este sería majestuoso. El actor se crece desde el primer segundo en que aparece en pantalla, dominando el espacio y manejando el timing de una manera ejemplar. Es un trabajo de obligado visionado en las escuelas de arte dramático. Acompañándole al frente del reparto tenemos a Santi Prego como Francisco Franco, un papel sumamente complejo y es que habría sido muy sencillo caer en la parodia. Prego adapta su voz a la del personaje, y su físico –en otro trabajo soberbio por parte del equipo de maquillaje-,y nos entrega a un futuro
dictador muy convincente, alejado de estereotipos; por último, Eduard Fernández como José Millán-Atray se lo pasa en grande, crea un showman –en palabras del propio Amenábar-, un villano pasado de rosca al que le sienta como un guante cada detalle que el actor pone a su servicio. Secundando al trío protagonista encontramos a Luis Zahera, Carlos Serrano-Clark, Tito Valverde o Nathalie Poza entre otros, quienes conforman un puzzle en el que encajan a la
perfección todas las piezas.

La dirección de Amenábar brilla con una puesta en escena en la que lo costumbrista y la grandilocuencia se dan la mano de una forma tan natural que parece incomprensible que, a priori, sean polos opuestos. El director se luce sin necesidad de supeditar el relato a su talento, sino potenciando este, con momentos que reclaman su espacio en la memoria del espectador como el cambio de banderas, las discusiones entre Unamuno y su amigo Salvador Vila, el giro que le otorga al personaje de Franco en la secuencia que transcurre en el avión, las tiernas conversaciones entre Unamuno y su nieto… Sería difícil e injusto destacar una por encima del resto. El director deposita la mayoría del peso dramático en la palabra, demostrando que la pluma tiene más fuerza que la espada en un apoteósico final, con un clímax que eleva aún más si cabe todo lo mostrado anteriormente.

El mayor riesgo que toma el filme se lo debemos otorgar al guión del propio Amenábar y Alejandro Hernández. Lejos de quedarse en lo superficial o retratar a Franco como un mero dictador con afán de poder, optan por humanizarlo entregándonos un personaje con aristas, cariñoso con su familia y vulnerable, con un lado frío y calculador. Este punto de vista, que seguramente levantará ampollas tanto en los simpatizantes como en los contrarios, es uno de
los mayores aciertos de la película y es que nos da un villano de lo más interesante. En definitiva, la mejor manera que encuentro para definirla sería una de las mejores películas del año.

JOSU DEL HIERRO.-

 

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