«En la vida hay que arrepentirse siempre por lo que no se ha hecho». Esta máxima, que afirman algunos personajes de esta película, podría ser el lema de la misma. Ana (Maribel Verdú) tiene una vida acomodada, es doctora, tiene un marido y dos hijos, aunque se siente instalada en la rutina y siente que ha perdido la chispa de vivir. Un buen día decide conectarse a un chat de sexo, en la que conocerá a un joven apodado «Jack» con el que acabará quedando. Aunque al conocerse y ver que es adolescente se siente un poco extraña. Aún así, el joven Eric (Germán Alcarazu), un chico que tiene problemas económicos en casa, y Ana pasarán la tarde/noche juntos, conversando y haciendo mil y una actividades para intentar despejar las preocupaciones de su vida cotidiana.

La soledad, el paso del tiempo, las distintas concepciones de la vida, del amor y del sexo se pondrán de manifiesto en las conversaciones entre ambos, en una especie de «pasar las horas juntos» hablando que podría recordar, salvando las distancias, a lo que hacían Jesse y Céline en la trilogía de Linklater, aunque aquí sin enamoramiento de por medio, en que se pondrá de manifiesto que los que les separa, por salto generacional, no está tan lejos de lo que les une.

Quizás al espectador le pueda «molestar» un poco ciertas soluciones técnicas de realización, así como algunas conversaciones trascendentes, que podrían ser «de manual», si no fuera por la credibilidad, la humanidad y la complicidad que se establece entre los dos protagonistas. Maribel Verdú está estupenda como mujer madura en busca de «adrenalina» y Germán Alcarazu convence en el rol de adolescente que busca su lugar en el mundo y que está, a menudo, superado por las circunstancias que le ha tocado vivir.

En mi opinión, la película, sin ser redonda o perfecta. es mucho más transgresora y más valiente de lo que pudiera parecer a primera vista -cosa que agradezco enormemente, pues no me acostumbran a gustar las medias tintas-. Además, refleja muy bien el universo de mentiras y los deseos ocultos que se esconden detrás de ciertos perfiles de usuarios en chats de internet en los que uno se conecta buscando ahuyentar la soledad.

SONIA BARROSO.-