DISOBEDIENCE: JUDAISMO, DEVOCIÓN Y PASIÓN

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Tenía muchas ganas de ver Disobedience, de Sebastián Lelio, primero de todo porque me fascinó Una mujer fantástica y porque tanto Rachel Weisz como Rachel McAdams me parecen dos actrices muy interesantes. Además, a la Weisz le van como anillo al dedo las historias pasionales con componentes de amor prohibido e ilícito, como ya lo demostró en The Deep Blue Sea. , de Terence Davis.

La historia se centra en la vuelta de Ronit (Rachel Weisz) desde Nueva York, donde ejerce como fotógrafa freelance, a la comunidad judía de Londres al enterarse de la muerte de su padre, que era el rabino de dicha confesión. Al llegar se encuentra que sus mejores amigos, Esti (Rachel McAdams) y Dovid (Alessandro Nívola), rabino y profesor, han contraído matrimonio. Pero ni Esti ni Ronit podrán reprimir la llama de su amor al volverse a reencontrar y los esfuerzos de Esti por convertirse en una esposa devota y ejemplar se verán seriamente amenazados.

Así pues, estamos ante un drama romántico en el que lo más interesante será la confrontación entre dos mundos, representados por sus dos protagonistas femeninas: El mundo «libre» de Ronit, profesional liberal y mujer moderna que vive sin ataduras de ninguna índole frente al mundo «cerrado» de Esti, que se supedita a sus obligaciones maritales y a la comunidad judía en la que vive.

Cuestiones como el honor, la decencia y la necesidad de cumplir con aquello que se espera de una devota mujer judía es lo que Sebastián Lelio plantea en este film, un drama que se sustenta en las portentosas interpretaciones de sus protagonistas, el magnetismo entre ambas Rachels y el buen hacer de Nívola, que sin duda elevan un poco una propuesta tan interesante en su punto de partida, como tediosa en su forma, ya que no puede evitar la repetición de lugares comunes y de tópicos en este tipo de historias de amor prohibidas. Aunque contiene escenas poderosas -la intimidad entre ellas está tratada con delicadeza y pasión, pero sin mojigatería- y posee una importante reflexión sobre la libertad de elección, no hemos podido evitar aburrirnos en una relación a tres bandas tan tempestuosa como predecible, pues no no engañemos, no es tan transgresora como parecía que estaba destinada a ser.

SONIA BARROSO.-

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