DETROIT: ZONA DE GUERRA

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Las relaciones raciales, especialmente entre blancos y negros, siempre han formado parte de la historia de Estados Unidos. Ya desde la Guerra Civil, un conflicto marcado por la esclavitud, hasta la lucha por los derechos civiles en los años 60, la tensión racial ha sido una cuestión muy dolorosa para los estadounidenses. Incluso esas heridas actualmente no están cerradas y aumentan paulatinamente. Varias películas han tratado el tema del racismo en Estados Unidos en distintos aspectos como El nacimiento de una nación (1918), Tiempos de gloria (1989), Han matado a un hombre blanco (1949), 12 años de esclavitud (2013), El color púrpura (1985), Criadas y señoras (2011), Arde Mississippi (1988), En el calor de la noche (1967), Matar a un ruiseñor (1962), American History X (1998), etc. Y en Detroit, el primer largometraje de Kathryn Bigelow desde La noche más oscura en 2012, aborda uno de los sucesos más inquietantes que tuvieron lugar en la Rebelión de Detroit en 1967.

La década de los 60 en Estados Unidos eran años convulsos: la Guerra de Vietnam, el asesinato de John Kennedy, el de Martin Luther King, la lucha por los derechos civiles y humanos. Todo ello era como madera seca a punto de prender fuego y cada pequeño acto de opresión una chispa que lo avivaba más todo. Con el tiempo, el conflicto se hacía inevitable. El acontecimiento real que representa fue la rebelión de la ciudad de Detroit en julio de 1967. Ya en 1940 se producieron en la llamada Ciudad del Motor los primeros disturbios. Las tensiones de la época se mezclaron con las penosas condiciones de vida en Paradise Valley, un barrio al este de Detroit donde vivían 200.000 habitantes de raza negra. esos ciudadanos era víctimas de discriminación a todos los niveles sociales y laborales, con brutalidad policial incluída. Y fue algo que parecía rutinario en esos tiempos en Detroit lo que desencadenó la rebelión. Unos oficiales de policía realizaron una redada en un bar clandestino y terminaron llevándonse a las 80 personas de ese local a la vista de una multitud que observaba y se volvía cada vez más hostil. Poco después el vandalismo y los saqueos se generalizaron convirtiendo Detroit en una zona de guerra.

Kathryn Bigelow nos presenta esos antecendentes en una breve secuencia de animacion para llevarnos después a esa redada y los posteriores disturbios. En todo ese tramo se nos muestran los personajes principales en esecenas cortas que se combinan para dar una idea de las magnitud de los disturbios. Parece más un documental de los hechos que iban sucediendo. Es cuando observamos que Detroit se nos presentan como un retrato crudo de un momento sangriento, violento e importante dentro de la historia de Estados Unidos. Bigelow nos intenta atraer hacia el escenario que rodea lo que la directora nos narra a continuación y que no determinemos que personajes pueden ser los importantes y relevantes. Hasta que nos encontramos a una banda musical, The Dramatics. No hay que olvidar que Detroit es la cuna del sonido denominado ‘Motown’, de talentos como de talentos como Stevie Wonder, The Supremes o Marvin Gaye.

A partir de ese momento, Detroit se construye alrededor de un acontecimiento real sucedido en el Motel Algiers cuando se produce una brutal intervención policial. En ese momento, Detroit pierde su visión global de lo que pasa en la ciudad y estrecha su enfoque pasando de ser un docudrama a un thriller en muchos momentos terrorífico y realista. El incidente en ese motel contenía todos los temas míticos de la lucha racial en los Estados Unidos. En una ciudad que se siente como una zona de guerra, casi apocalíptico, con miles de casas incendiadas, más de 200 muertos, robos, asaltos, asesinatos, etc, ese motel es un inesperado oasis de la normalidad donde un montón de gente, en su mayoría negra, simplemente están relajándose y festeando. Pero un solo hecho, una pequeña broma, hace que se desencadene un represión brutal. Son escenas muy fuertes de comentar y que nos muestran el profundo odio y racismo de unos policías blancos agrediendo verbal y físicamente a un grupo de jóvenes negros, a excepción de dos chicas blancas, para determinar quien ha hecho ese ‘broma’. Esas escenas están filmadas por Bigelow con extremo realismo y son difíciles de ver. Produce en el espectador vergüenza ajena de ver los niveles de atrocidad a los que pueden llegar los seres humanos.

Detroit se convierte entonces en una dramatización de unos hechos, los cuales son ficcionados ya que no hay un relato irrefutable de lo que pasó en ese motel y por otra parte real ya que los policías nunca fueron declarados culpables de ningún delito. Y eso parece imposible cuando vemos a Will Pouter como el policía que es cabecilla de todo ese horror. Es alguien que no duda de la violencia, extremadamente racista y muy, muy astuto. Se deleita en golpear a los negros abusando de su poder mientras manipula a otros dos policías que son solo dos lacayos que ejecutan sus órdenes. Puede que Will Pouter roce la caricatura con sus juegos tan intencionadamente malévolos pero su actuación está tan arraigada en la rabia feroz y directa que nos parece plausible. Y mientras John Boyega da vida a Melvin Dismukes, un guardia de seguridad negro solo tolerado por su uniforme de guardia de seguridad. Se da cuenta de las violaciones de los derechos civiles que suceden pero no hace nada para detenerlo. Su posición es ambigua: es tolerado pero inseguro en poder hacer algo para controlar la brutalidad policial.

Como thriller, Detroit es tensa y emocionante. Quizás su mejor aspecto es como retrata la imposibilidad absoluta de cualquier persona negra de tener éxito contra instituciones racistas y las actitudes raciales profundamente arraigadas en la sociedad estadounidense. Y eso se refleja en el juicio, donde igualmente nos sentimos impotentes en esa justicia racista y manipulada. En ese momento, Bigelow pierde el foco principal que presentaba ‘Detroit’ y no amplia su alcance para tomar parte en las repercusiones políticas de la Rebelión de Detroit. Aún así, ‘Detroit’ es un retrato estremecedor bien dirigido y actuado donde tiene éxito en hacer que los espectadores se cuestionen la moralidad humana y los lugares oscuros donde ha estado. Y continúan.

JAVI LEIVA.-

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