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Clint Eastwood es intemporal. Se está conviertiendo en un ser trascendente. Hizo el paso de actor a director donde mostró al mundo su gran capacidad para emocionar, ya fuera con la belleza del amor o bien con la tristeza de la fatalidad. Además, es un melómano. No sólo ha llevado a la gran pantalla la complicada vida de Charlie Parker en Bird, sino que ha compuesto numerosas bandas sonoras, tales como las de Mystic river y Million Dollar baby.
Llegados a este punto, al bueno de Clint parece querer divertirse. Y no lo hace de otro modo que volviendo a sus años mozos.Y a su música. Es cuando llegamos a Jersey Boys, la historia de Frankie Valli and the Four Seasons.
Esta película trata de cómo unos humildes jóvenes italoamericanos de mediados de los ’50 luchan por abrirse un camino en el mundo de la música y de cómo transcurren sus vidas durante 4 las décadas siguientes.
Las interpretaciones, especialmente las referidas a esos primeros años, son ciertamente lamentables. Pero no importa, es parte del encanto de esta cinta, pues la ingenuidad impregna todo con espeso almíbar, incluso los hechos más luctuosos.
La recreación de la época es fantástica y la Banda Sonora, sencillamente magistral. Además, Christopher Walken está sencillamente sensacional.
Esta cinta es amable, es una mirada atrás que Clint hace al retrovisor de su vida y que quiere compartir. Y nosotros lo aceptamos de buen grado.
DAVID PALOMAR.-
