CAZAFANTASMAS MÁS ALLÁ: CARTA DE AMOR

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No puede haber llegado en mejor momento esta película ya que es ideal para ver en familia en estas fiestas navideñas. En 1984 Ivan Reitman dirigió una comedia de corte fantástico llamada  Cazafantasmas, con un tema musical que se convertiría en un clásico casi automático e icono  de los 80. Con una secuela en 1989 dirigida de nuevo por él mismo y el mismo elenco. Cazafantasmas se convirtió en una marca mundial y su logo pobló camisetas, sudaderas y todo  cuanto merchandising había en la época. Aunque Paul Feig tratara un reboot femenino con mayor  o menor acierto, ha sido el hijo de Ivan, Jason Reitman, quien ha tomado el timón y nos ha  ofrecido el producto perfecto con un equilibrio entre novedad y nostalgia. 

Cazafantasmas: más allá es una carta de amor desde varios flancos. Por un lado, la carta de  amor u homenaje de un hijo a su padre, en este caso de Jason a Ivan, siendo perfectamente  conocedor del trabajo original y actualizándolo a las nuevas generaciones sin perder un ápice de  dónde viene y el camino recorrido. Y es que en la época actual donde Stranger things es  deudora de la cultura ochentera y no se esconde de ello, Jason Reitman ha sabido muy  inteligentemente tomar esta referencia bien conocida por el público joven actual e introducirla en  el universo creado por su padre como si dijera “Papá, ésto es lo que hiciste y así te lo devuelvo”.  Recuerda en fondo (no en forma) al mismo homenaje que hizo Steven Spielberg a sí mismo  cuando rodó Ready player one, señalando cómo la nostalgia bien llevada puede ayudar a que  las nuevas generaciones reconozcan de dónde vienen y gracias a esos maestros han podido  disfrutar de los actuales productos que, en mayor o menor grado, son deudores de éstos.  Precisamente en lo argumental es donde aparece la segunda carta de amor en forma de una  nieta a su abuelo. En cierto modo Jason se refleja en el personaje de Phoebe (magistral  Mackenna Grace) como esa nieta que no conoció a su abuelo y que poco a poco descubre que  no solo tienen mucho en común, sino que su abuelo antepuso su profesión sobre la familia por un  bien mayor y sacrificarlo todo por él. En ese sentido, es probable que Jason Reitman vea  similitudes con ese personaje y viera como su propio padre se vió engullido por su pasión por el  cine y que ese legado que nos ha dejado sea más importante que todo lo demás. 

En cuanto al elenco es inteligente el tomar al célebre Finn Wolfhard de la célebre Stranger  Things como reclamo pero son Carrie Coon, Paul Rudd y Mackenna Grace los que se llevan el gato al agua, sobre todo ésta última. Lo de Grace es increíble: En todo momento mimetiza  excelentemente el ser descendiente del personaje de Egon Spengler, hasta el punto que se podría entender como un reboot en toda regla de la película original (aunque no haya un personaje  herdero del Venkman de Bill Murray) y podría dar para nuevas entregas con su sola presencia y la  de su hermano. Grace destila ternura, fuerza y carisma por todos los lados y se come literalmente  la pantalla y a sus compañeros adultos. Aún así los adultos saben dar el acompañamiento más  que suficiente para completar la historia: Carrie Coon da en el clavo como madre sufridora por  sus hijos y como hija abandonada que busca cerrar heridas abiertas con su pasado; y Paul Rudd  se mueve como pez en el agua en el papel de profesor bonachón y de niño grande, que en cierta  manera representa al público que en los 80 la película original le marcó y pretende hacer ver a los  más jóvenes cómo de importante fueron para ellos y para su generación los cazafantasmas  originales. Por eso que el mayor triunfo de la película es hacer disfrutar a distintas generaciones  con unos personajes queridos y entrañables, unos desde la nostalgia y otros desde lo novedoso. 

No podemos olvidarnos tampoco de la otra carta de amor: La del propio elenco a su compañero  desaparecido. Harold Ramis, el actor que interpretó a Spengler en la original y su secuela falleció  en 2014 y la película es también una carta de despedida de sus amigos hacia él, dándole el  protagonismo como el personaje que en cierta manera junto al interpretado por Dan Aykroyd eran  el alma de los cazafantasmas. Sin entrar en terreno spoiler, simplemente el final de la película no puede ser más emotivo y efectivo para lograr ese fin. 

JOSÉ ISAAC PELLICER.-

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