Hay quien opina que Cars es una serie de películas hecha para que los padres y familias de los más pequeños compren los diferentes coches y vehículos a sus hijos/sobrinos/nietos. Sin entrar a discutir sobre merchandising -que me parece muy válido, pues quién es el que no colecciona nada-, Cars 3, de Brian Fee, es una muy digna secuela de las dos anteriores que incluso las supera en muchos aspectos, ya no a la segunda -que es la más floja-,sino a la original. En esta ocasión, nos encontramos a nuestro héroe, Rayo McQueen en el ocaso de su carrera deportiva. La última carrera de la Copa Pistón no salió como esperaba, la «savia nueva» de corredores más novatos y más ambiciosos desplaza a él y a algunos de sus compañeros de competición más veteranos. Al final del campeonato tendrá que decidir si sigue adelante o se retira definitivamente.

En su aventura, se encontrará a rivales, tales como el rookie y temible, Jackson Storm y a aliados inesperados, como la entrenadora de bólidos, Cruz Ramírez, una coche de carreras que esconde en su interior un doloroso pasado y un diamante en bruto. Vuelven sus compañeros Mate, Sally, etc en roles más secundarios, eso sí, para que no nos olvidemos de las raíces del personaje. Pero no es hasta la irrupción de Cruz Ramírez en escena cuando la película da un vuelco y se plantearán las cuestiones más esenciales de la trama -la creencia en uno mismo, la capacidad de superación personal, la búsqueda de la propia felicidad, la aceptación o no de las limitaciones, etc-. Asimismo, es el momento para escenas de lo más espectaculares y divertidas, como es el caso del derby de derribos con la aparición de Miss Fritter.

El film que va claramente de menos a más, es una reflexión sobre el ocaso de una carrera, sobre qué significa ser una leyenda vida, sobre la ambición, la dualidad entre lo nuevo y lo veterano, las segundas oportunidades, etc. La verdad es que es cuando la película pisa el freno y se pone reflexiva a la par que emotiva, cuando nos ha cautivado. Y, además, vuelve a ser la demostración de que los héroes sin una heroína detrás, no son tan fuertes como parecían. En definitiva, aventuras sobre ruedas para todos los públicos, en la que los peques se divertirán con los bólidos y los mayores reflexionando sobre temas más adultos.

SONIA BARROSO.-