EL CANDIDATO: CUÁNDO EL REPARTO BRILLA

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La carrera de Jason Reitman comenzó de la mejor manera posible, tras una ópera prima muy alabada, Gracias por fumar, llegaron éxitos tanto de crítica como de público con Juno y Up in the air. Sin embargo, a partir de este punto el director pareció bajar el listón, y si bien ninguna de sus películas se puede catalogar como mala, no ha vuelto a saborear las mieles del éxito como lo hiciera con las tres primeras.

En esta ocasión nos narra la historia de Gary Hart (Hugh Jackman), candidato a la presidencia de Estados Unidos que tenía a la prensa en su bolsillo y era el favorita en las apuestas por la carrera presidencial. Sin embargo, tras un escándalo sexual, verá como su carrera y su vida se desmorona.

La película pone el dedo en la llaga. Es una realidad el cambio periodístico que ha surgido en las últimas décadas. Atrás quedan aquellas épocas en las que lo importante era informar al público en favor de la búsqueda del morbo y el sensacionalismo. Por supuesto, el seguimiento periodístico a la política no ha sido ajeno a dicho cambio. En el largometraje nos representan lo que para muchos fue el principio de este cambio, si bien ya había habido anteriormente otros más o menos mediáticos.

Una de las mayores virtudes del largometraje que nos ocupa es el vibrante ritmo que es capaz de imprimirle Reitman. Esto provoca que incluso los espectadores, que carecen de la paciencia necesaria que requiere la mayoría de películas con una temática política detrás, puedan disfrutar de un filme que en su primera hora no da un respiro. Además de una atmósfera que nos traslada a la perfección a finales de los años ochenta.

Sin embargo, llegados al tercer acto el ritmo decae y donde antes podíamos sentir la diversión de Reitman tras las cámaras, empezamos a sentir una cierta apatía por parte del guión que parece contagiar al director para terminar marcando el devenir del metraje.
No obstante, es en el reparto donde la producción encuentra sus verdaderas virtudes, tanto que resulta extraña la ausencia de Hugh Jackman y Vera Farmiga entre los nominados a los premios de este año. Jackman hace gala de su característico carisma y su enorme talento para hacer de Hart un personaje fascinante, Farmiga está inmensa en el que es probablemente el personaje más difícil por el peso que carga y la trama que envuelve a su personaje –las miradas entre ella y Jackman son una lección de interpretación por parte de ambos-. Por último destacar también a J.K. Simmons que está fantástico -¿y cuándo no?- en el que es el personaje menos agradecido. Los actores están en tal estado de gracia que siguen brillando cuando el resto de la película decae, son ellos quienes consiguen mantener el interés del espectador.

En definitiva, estamos ante una producción que siendo buena, de haber mantenido el ritmo de su primera mitad, podría haber sido excelente, con un reparto maravilloso que eleva el resultado final de manera notable.

JOSU DEL HIERRO.-

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