En 2003 Buscando a Nemo se conviertió en una de las obras más cautivadoras de Pixar, la historia de Nemo, un pequeño pececito payaso que se perdía en la inmensidad del Océano y la apasionante e increíble búsqueda hasta Australia por parte de su padre Merlín acompañado una pececita con problemas de memoria, Dory, se convirtió en una aventura familiar llena de emotividad y ternura. Para los espectadores conmovidos por aquella historia, Pixar, ha repetido la jugada 16 años más tarde cogiendo esta vez a Dory, que era una secundaria robaescenas de campeonato, ahora convertida en protagonista en esta secuela-spin off. Pero ojo, es preferible que el público tengamos memoria de pez como Dory o, como mínimo, no nos dediquemos, como yo he hecho, a rescatar el film original esta misma semana. Las comparaciones son odiosas. Sí, un poco. Sumergiros conmigo y os daré las razones por la que amaréis o no tanto esta nueva entrega acuática dirigida por Andrew Stanton y Angus MacLane.
Razones para amar a Buscando a Dory:
-Por su protagonista: Dory sigue siendo ella en estado puro, un alma olvidadiza y libre que, a pesar de sus handicaps, llegará muy lejos. Sigue siendo más impulsiva que reflexiva y su valentía y optimismo innatos la llevarán allá dónde se proponga (y no sólo físicamente hablando).
-Hay ganas de volver a ver a papá Merlín y a su hijo Nemo, ésta vez mucho más secundarios, y bastante más de lo que lo fue nuestra Dory en Buscando a Nemo.
-Por conocer a sus nuevos amigos, como el pulpo Hank o la ballena Bailey, con los que entablará amistad en el Instituto para la recuperación de Animales Marinos de California, mientras busca a sus padres. Por el tono de buddy-movie de algunas escenas junto a Hank, un pulpo bastante cascarrabias.
-Por volver a ver una entretenida película de animación, de factura impecable, con ritmo, aventuras, humor y gotitas de emoción (menos que en la anterior, pero también la hay).
Razones por «no» amarla tanto:
-La repetición del esquema de la original en planteamiento, peligros y manera de resolver las tramas. Muy calcada a Buscando a Nemo, se hubiera agradecido un poquito más de atrevimiento y creatividad, de no seguir por los caminos fáciles del éxito.
-Volvemos sobre los mismos valores, -no es que sean para nada negativos, al contrario, sino que son muy loables, pero son los mismos, de nuevo: El de la familia y la amistad -tan importante como el valor familiar-, y siempre con el lema positivo y de superación personal de las adversidades: «todo lo que te propongas lo podrás hacer», ejemplificado en el personaje de Dory, además del necesario mensaje ecologista.
-La sensación de «déja-vû» que produce la propuesta, que creo que entusiasmará esta vez más a los niños más peques de la casa que a los mayores. Los padres y acompañantes encontrarán guiños y referencias cinéfilas, pero no nos olvidemos que no es tan redonda ni sorprendente como Buscando a Nemo.
Lo más disfrutable es, inesperadamente, el corto que la precede, Piper, la maravillosa y mágica historia de una cría de gaviota; así como la escena de post-créditos, que no os debéis perder.
¿Vais a ir a verla? ¡Queremos saber vuestras opiniones!
SONIA BARROSO.-
Daniel está deseando verla. Pero con tantos planes a la vista no sé si acabaremos viendola en la tele 😉
El otro día les puse Nemo para quitarles la espinita y les encantó.
Tampoco hemos ido a ver todavia Angry birds. Que desastre!!
Muchas gracias por la crítica. Ya me imaginaba que iba a ser más de lo mismo. Repetir las fórmulas de éxito hasta la saciedad suele ser una característica recurrente de las producciones estadounidenses
Si les gustó Nemo yo creo que también se lo pasarán muy bien, aunque repita esquemas y le falte un poco más de emotividad, Dory bien merecía su propia peli. Besitos y ya me dirás si la veis!
Muchas ganas de verla 😀
Ya tengo más conocidos que la han visto y que les ha encantado!! 😀