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ANÁLISIS DE LA SAGA TRANSFORMERS: PARTE 1
julio 26, 2017 Articulos

Lo reconozco: a mí me van este tipo de películas. Blockbusters de acción de pura evasión que durante dos horas los buenos son buenos y los malos, malos, y sabes que perderan de forma espectacular. Pero uno tiene criterio también y no puedo obviar hasta qué punto degenera la industria del blockbuster veraniego. El tema que nos incumbe hoy es la saga Transformers y lo separaré en dos bloques (que en realidad la saga se puede entender como dos bloques separados con distintos actores e historias). Empezaremos con las partes 1, 2 y 3.


 
Para un cuarentón como yo pensar en Transformers me lleva a mi infancia, series de dibujos y juguetes. Todos queríamos un Optimus Prime por Navidad. Así que al saber que se rodaría una adaptación en imagen real dirigida por el bueno de Michael Bay la ilusión era máxima. No olvidemos que Bay venía de ser el director de acción y blockbusters por excelencia tras hacer una obra maestra (sí, maestra) como La roca y un espectáculo visual como Armageddon, así que el proyecto estaba en buenas manos. Y así fue. En 2007 se estrenó Transformers y fue un éxito en todos los sentidos. La taquilla acompañó como es normal en estos casos y la crítica la tomó como una película de aventuras digna y amena. Además catapultó al estrellato a unos jévenes Shia LaBeouf y Megan Fox. La película tenia un guión simple pero efectivo: los autobots y los decepticons luchan en la Tierra por recuperar la Chispa Vital que les dará el poder de insuflar vida y recuperar su planeta Cybertron. Un autobot, Bumblebee, se hace amigo de un chico de la Tierra y deciden llamar al resto de Autobots para ayudarles. Así la Tierra se convierte en el campo de batalla entre estos robots gigantes y Bay da rienda suelta a su artillería de efectos y trucos de cámara. Como era de esperar, con todo el mundo contento con la gallina de los huevos de oro (obviamente se dispararon la venta de juguetes de Hasbro) tocaba secuela. Y allí se torció todo.


 
Dos años después apareció Transformers: la venganza de los caídos (horrible traducción ya que The Fallen se refería a un decepticon en concreto, su líder) con el mismo equipo, con Bay, Labeouf, Fox, Duhamel y demás pero esta vez, aunque la película siguió recaudando un pastizal ahora se había vuelto en un artificio sin sentido donde las explosiones agobiaban más que tener algún mínimo sentido. Además aquí ya se veía como Megan Fox se había convertido en una diva y se abusaba de esos planos de su anatomía que parecía rodado por un quinceañero salido (aunque son bastante marca Bay, aquí se exageró demasiado). Pero el auténtico problema vino por otro lado: los robots habían pasado de ser guerreros a ser juguetes en tiendas. De hecho, lo peor de la película se llamaban “Los gemelos”. Eran dos robots que simplemente estaban allí por dar un toque de humor absurdo y soltar la risa fácil a los más pequeños. Y en eso se convirtió, en una película infantil de acción que tenía claro que su objetivo era soltar cuántos más robotitos mejor para luego venderlos en Navidades. Fue en ese momento donde la película desapareció para convertirse en un objeto de venta de juguetes al por mayor (muchos critican que en otros casos se ha hecho lo mismo, como con Star Wars, pero al menos hay un intento en mantener la dignidad de la marca que aquí no la hubo, ni se intentó). De hecho incluso se criticó a Bay por haberse vendido a la marca y dejar de lado sus dotes de cineasta (que repito, las tiene cuando quiere, solo hay que ver 13 horas para corroborarlo) pero al ser productor el hombre sólo podía ver fajos de billetes, así que tras no pocas críticas hubo tercera parte.


 
Dos años después de la anterior, año 2011, se estrenó Transformers: el lado oscuro de la Luna y volvimos a lo mismo. Esta vez se quiso una limpieza de cara al proyecto, eliminando a Megan Fox (más diva que Bay) por la modelo Rosie Huntington-Whiteley (no iba a dejar Bay de tener a una chica guapa) e introduciendo nuevas mejoras para dar al público algo más, como el estrenar en Imax para mejorar la experiencia. Y ojo, porque visualmente la batalla final en las calles de Chicago es imponente, incluido el salto en trajes-pájaro de soldados que  me dejó atónito al verlo en Imax, pero seguíamos con los mismos problemas: Guión ridículo y actores cansados de lo mismo, Labeouf básicamente estaba para cobrar el cheque y poco más. Ni John Turturto, fijo en la saga con un personaje completamente paródico e histriónico, podía levantar aquello. Esta vez se veían las caras los robots contra la traición de uno de los suyos y bla, bla, bla porque no le interesaba a nadie. La verdad es que después de verlas de nuevo tanto la segunda como la tercera parte son muy pesadas de ver por la saturación de acción mal medida y que, aunque en cine sea sensacional, no aguanta un segundo visionado ni forzándolo.
 
Por esos motivos (y los varapalos que se llevó, aunque la taquilla seguía sonriéndole, con un total acumulado en las tres películas de casi 2700 millones de dólares) se decidió esperar un poco más (3 años en lugar de dos) para abrir paso a una nueva trilogía con nuevos actores para intentar insuflar algo de sangre fresca a la fórmula.

JOSÉ ISAAC PELLICER.- 

Continuará a partir del 9 de agosto….

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