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AMBICIÓN Y OSCURIDAD
noviembre 2, 2013 Gran Publico

El Universo Marvel se expande y se oscurece con la segunda entrega de las aventuras del Dios del Trueno, Thor: El Mundo Oscuro. Si en 2011 llegaba a nuestras pantallas la primera película del héroe del martillo de Los Vengadores, con menos presupuesto y ambición, orquestrada con ecos de tragedia shakesperiano por un director poco acostumbrado a este tipo de films, como Kenneth Branagh, en esta ocasión es Alan Taylor, conocido director forjado en la televisión,  en series como Mad Men, Boardwalk Empire y Juego de Tronos, quién tiene el reto de superar a la primera parte.

Si que es cierto que la trama es mucho más sombría: el despertar de los Elfos Oscuros con Malekith (Christopher Eccleston) al frente para recuperar el éter que les ha sido arrebatado puede originar un cataclismo en Los 9 Reinos cuando se produzca la Convergencia Planetaria. Ahí está nuestro Thor (Chris Hemsworth) para hacerle frente, ayudado por sus camaradas, su amada Jane Foster (Natalie Portman) y por el siempre ambiguo y traicionero Lokii (Tom Hiddleston) su hermanastro, encerrado en las mazmorras por Odín (Anthony Hopkins), su padre y rey de Asgard. 

Pero esta oscuridad, muy en boga en el trascurso de todas las sagas últimamente, no aporta a la historia más que grandilocuencia y una cierta confusión. En su deseo por beber de muchas fuentes, como Prometheus, de Ridley Scott; la saga Star Wars; la de El señor de los anillos e incluso de Juego de Tronos, la película pierde personalidad y encanto, a la vez que gana en espectacularidad y ambición. Es verdad que hay muchos más efectos especiales, más acción y que ésta es mucho más potente, pero se ha perdido en frescura y originalidad. Este film suena muy a dejà-vu.

La primera parte de la cinta se nos antoja floja y soporífera y no es hasta que Loki se hace amo y señor de la función, cuando el interés alza el vuelo, preparándose para una mejor segunda mitad. Tom Hiddlestone (quien con poca filmografía ha sabido convertirse, rol a rol, uno de los actores más interesantes del momento) ha sabido captar toda la esencia y diversión del Universo Marvel para dotar a su Loki de una multifacética dimensión: irónica y trágica al mismo tiempo, como la propia existencia humana. Es él y algunos de sus personajes secundarios (la divertida Darcy, de Kat Dennings o, el genio chiflado, interpretado por Stellan Skarsgaard) quienes parecen estar más por la labor, pues sus protagonistas quedan difuminados ante tal grandeza de puesta en escena y escondidos tras la acción incesante. 

Por ello mismo, aunque el humor haya aumentado en esta parte -cosa que se agradece-, echamos de menos un poco menos de mecanicismo y un poco más de frescura y de sentido de la diversión por parte de sus protagonistas: Chis Hemsworth hace lo que puede por remontar el vuelo, pero acaba siendo el invitado de piedra en su propia película, mientras que la Portman y Hopkins aguantan el tipo, un poco ausentes. 

Así pues, el que busque diversión, acción y aventura trepidantes, la encontrará, eso sí, sacrificando la frescura y espontaneidad que el film hubiese requerido para convertirse en memorable para sus fans.

SONIA BARROSO.-

 

 

 

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