AL DESCUBIERTO: UNA GRAN PELÍCULA SOBRE UN MEJOR REPORTAJE

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Al descubierto toca un tema muy candente. Con el tiempo hemos descubierto que los abusos sexuales del productor Harvey Weinstein a empleadas y actrices eran algo común, reiterado y sobradamente conocido en Hollywood. Antes del movimiento #MeToo, estos delitos eran silenciados y sus víctimas acalladas, ignoradas o incluso desterradas del mundo del cine si se atrevían a hablar. Sin embargo, la profunda investigación de las periodistas Megan Twohey (Carey Mulligan) y Jodi Kantor (Zoe Kazan) para The New York Times permitió sacar a la luz todos estos años de violencia sexual hacia las mujeres e iniciar un movimiento sin parangón en defensa de sus derechos.

Esta investigación es precisamente la que retrata de forma brillante Maria Schrader en Al descubierto. Una cinta basada en los hechos reales y que nos adentra en las interioridades de este colosal trabajo periodístico desde sus inicios. De hecho, la película empieza con un breve acercamiento a las publicaciones que las mismas periodistas hicieron sobre las conductas inapropiadas hacia las mujeres por parte del expresidente Donald Trump justo antes de que venciera en las elecciones de 2016. Una decisión que busca establecer un paralelismo entre Weinstein y Trump y denunciar la gravedad de sus respectivos actos.

Uno de los grandes aciertos de Al descubierto es justamente esta valentía de contar los hechos tal como son, señalando los abusos sexuales de Weinstein y mostrándolos con toda su crudeza, pero sin caer en ningún momento en el sensacionalismo ni recrearse con imágenes innecesarias. La película trata con infinito respeto a las víctimas y hace uso de voces en off, flashbacks o sobrecogedores diálogos para referenciar estas violaciones de forma contundente, pero sin excederse y sin mostrarlo literalmente en pantalla.

Lo mismo sucede con la trama en su sentido más amplio. La sucesión de escenas de forma cronológica y narrando los avances de la investigación no la convierten en un documental, pero tampoco se añade mucho más desarrollo. Schrader consigue crear tensión a lo largo de la película y logra mucha emoción en más de una y más de dos escenas, pero más allá de algunos detalles sobre la personalidad y las motivaciones de las dos protagonistas, el film no incluye demasiadas capas de ficción para sumarle dramatismo ni épica. Las grandes y sobrias actuaciones de Mulligan y Kazan; la música; los testimonios de las víctimas; los decisiones argumentales o de enfoque… todo funciona para conseguir una película interesante y conmovedora en su justa medida.

Una emocionante historia sobre el triunfo del buen periodismo en su tarea de hacer del mundo un lugar mejor y que no tiene mucho que envidiarle a las grandes de este subgénero como Todos los hombres del presidente, Spotlight o Los archivos del pentágono.

MARTÍ ESTEBAN.-

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