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EL AGUA: UNA PROPUESTA DIFERENTE
noviembre 4, 2022 Cine de Autor

El cine español ha encontrado recientemente un filón interesante que se basa en contar historias universales desde un punto de vista muy local. De la misma manera que otros estrenos de este año como Alcarràs o Nosotros no nos mataremos con pistolas, El agua narra una historia muy pequeña situada en un pueblo del sureste de España. Una historia que, sin embargo, es capaz de traspasar fronteras y conectar con espectadores de todo el mundo, como bien demuestra el recorrido de la película por festivales nacionales e incluso en Cannes.

La cinta recae totalmente sobre su protagonista, Ana, interpretada perfectamente y de forma muy natural por la joven debutante Luna Pamiés. Ana es una chica que vive atrapada en los confines de su pueblo, angustiada por la estrechez de su mundo, los prejuicios de sus vecinos y, sobretodo, una leyenda urbana que cuenta que el río se lleva a una mujer cada vez que hay una nueva inundación. Su intenso amor de verano con José (Alberto Olmo) será el único alivio mientras siente dentro de sí la llamada del agua.

Con algunos tintes de realismo mágico, la película de Elena López Riera juega constantemente con esa dualidad entre un argumento muy cotidiano con el que puede identificarse fácilmente el espectador y una parte más fantasiosa, que funciona a través de metáforas y simbolismos y que añade dramatismo a la obra.

Aunque la premisa y este planteamiento puedan resultar atractivos, también es cierto que la cinta puede perdernos en algún que otro momento. El ya comentado simbolismo del agua puede resultar algo repetitivo y demasiado críptico, haciendo del tercer acto probablemente la parte más densa de la película.

Aún así, El agua es una apuesta original que se atreve con muchos temas, como la incertidumbre de la juventud y sus amoríos, la amistad, la presión derivada de no haber salido nunca del pueblo, e, incluso, la familia. Una familia que en el caso de la protagonista está maravillosamente representada por Nieve de Medina y Bárbara Lennie como la abuela y la madre de Ana, respectivamente. Las relaciones entre las tres son uno de los principales pivotes de la película y nos ayudan a comprender quién es la propia Ana y por qué.

En definitiva, estamos ante buen cine de autor, que se diferencia claramente del mainstream actual, pero al mismo tiempo puede resultar tedioso o demasiado rebuscado para el espectador más casual.

MARTÍ ESTEBAN.-

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