ACCIÓN GRATUITA ENTRETENIDA

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Aclaración dirigida a los detractores de la acción pura, dura y gratuita, de las explosiones de Michael Bay y de la figura de Mark Wahlberg: absteneos de ver Transformers: La era de la extinción. Dicho esto, cabe remarcar que, en efecto, la cuarta entrega cinematográfica de estos aliens que se convierten en vehículos es, aunque entretenida, la peor de toda la saga. La razón más importante de ello es el flojo guión y la más que mala narración de la historia.

Siguiendo un esquema similar al de las tres primeras películas, la nueva cinta revienta-taquillas de Michael Bay nos reencuentra con Optimus Prime, Bumblebee y algunos de sus fieles autobots en una múltiple lucha contra la CIA, los decepticon y un cazarrecompensas contratado por los llamados “creadores”. En medio de todo este lío de buenos, malos, traiciones y pésimas transacciones millonarias, un inventor fracasado y su hija se levantarán en defensa de Prime y compañía —o mejor dicho, en búsqueda de su protección— y se verán envueltos en un sinfín de persecuciones, saltos al vacío y misiones planetarias un poco demasiado ambiciosas para su conservadora y patética vida en la América profunda.

Si Michael Bay ha dejado una cosa clara a lo largo de su carrera es que la acción es lo suyo, eso nadie se lo va a negar. La isla, La roca, Dolor y dinero, Transformers… Todas ellas son un despliegue artificioso de explosiones, carreras de coche y batallas espectaculares que el director es experto en filmar. Por eso tampoco se le puede criticar que después de tantos años continúe apostando por este género que le ha generado, a él y a la industria de Hollywood, tantos y tantos millones de dólares y espectadores.

Eso sí, alguien debería enseñarle lo que es una película de hora y media. Transformers: La era de la extinción peca de excesiva duración, dos horas y cuarenta minutos impuestas por un guión que  solo hace que añadir más y más personajes, que no sabe a cuál de todos los malos hacer caso y que quiere aprovechar cada momento para mostrar esa penosa moralina americana conservadora acerca de la familia y las relaciones entre adolescentes protagonizada por Walhberg y Nicola Peltz.

Sin embargo, y a pesar también del ya desternillante product placement de marcas de ropa interior y colonias, Transformers: La era de la extinción tiene momentos de notable entretenimiento —atención a la primera persecución en coche con el personaje de Jack Reynor— y humor, este representado por un único nombre que deberíamos escribir siempre en mayúsculas: Stanley Tucci. El actor es, sin cuestión alguna, lo mejor de la cinta de Bay; es más, cada una de sus apariciones en pantalla compensan lo cansino de otras escenas y, en general, son él y los autobots quienes consiguen salvar una película que ni el tema principal de Steve Jablonsky conseguiría, de otro modo, aprobar.

M.DEL MAR GALLARDO.-

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