CUESTIÓN DE JUSTICIA: CONTRA EL RACISMO SISTÉMICO

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Cruda, explícita y lacrimógena. Así es Cuestión de justicia. Una devastadora historia real que narra cómo el abogado Bryan Stevenson (Michael B. Jordan) luchó sin descanso para librar de la pena capital a un afroamericano llamado Walter McMillian (Jamie Foxx). McMillian, víctima del racismo estructural del estado de Alabama (Estados Unidos), fue injustamente sentenciado a muerte por el asesinato de una joven blanca de 18 años. 

Pero Stevenson, que había decidido dedicar su vida a defender a convictos sin recursos o encarcelados injustamente, vio rápidamente irregularidades en el juicio de McMillian y se dispuso a probar su inocencia. Tanto Brie Larson en el papel de Eva Ansley (una activista y colaboradora de Stevenson) como, especialmente, Jordan y Foxx, están soberbios. La relación de amistad que se crea entre abogado y reo está plasmada a la perfección por los dos actores. Ambos realizan unas actuaciones muy sentidas, que llegan al público y lo conmueven. 

Pero Cuestión de justicia no es únicamente la narración de un triste episodio de la justícia de Alabama, ni una historia que busque el sentimentalismo fácil. Es un genial y razonado alegato contra la pena de muerte. Un castigo que, sin siquiera entrar en cuestiones éticas, debería dejar de existir por el mero hecho que mata a muchos inocentes.

Y así lo prueba el film dirigido por Destin Cretton, contando en profundidad la historia de hombres que han acabado en el corredor de la muerte sin tener responsabilidad alguna en los cargos que les atribuían. Un sistema que decide quién vive y quién muere. Un sistema que, además, lejos de ser imparcial y puro, está dominado por el racismo y la desigualdad. 

De hecho, este racismo recalcitrante es otro de los aspectos que muestra la película. El odio y la discriminación hacia los afroamericanos son tan intrínsecos que inundan la mayoría de estamentos de la sociedad. Jueces, policías, fiscales y sheriffs. Todo el abanico de autoridades. Aquellos que deben dilucidar si una persona es culpable o no son precisamente los más salpicados por la parcialidad que provocan sus propias fobias. 

Hombres capaces de deformar la realidad hasta extremos inconcebibles únicamente para colgarse una medalla y, de paso, sentenciar a otro afroamericano con la pena capital. 

Y lo mismo pasa con la sociedad civil en su conjunto. Los personajes interpretados por Jordan y Larson deberán soportar las amenazas y la persecución de sus conciudadanos en Alabama, que están seguros de la culpabilidad de McMillian y no están dispuestos a que nadie reabra el caso. 

Cuestión de justicia hace apología de la libertad, de la igualdad y de la justícia. Lo hace centrándose en casos concretos ocurridos en la Alabama de finales del siglo XX, pero su mensaje es aplicable a cualquier parte del mundo. Desgraciadamente, la pena de muerte, el racismo o las desigualdades no son lacras propias de un único país. Pero Cretton pone el foco en todas estas injusticias al mismo tiempo que nos muestra que también hay personas que hacen el bien desinteresadamente. Personas que no descansarán nunca en su lucha contra los déficits del sistema y que reciben un merecido homenaje en esta película. 

MARTÍ ESTEBAN.- 

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