AVES DE PRESA: EN BUSCA DE LA NEURONA PERDIDA

Después del inconmensurable éxito de las películas de Disney/Marvel, mal que nos pese a la gente de bien, era de esperar que Warner/DC intentaran repetir ese triunfo tirando de su catálogo. Si bien hasta ahora, exceptuando lo de Joker, el tiro les ha salido por la culata, tienen tanto material por adaptar y dinero para malgastar que vamos a ver películas de villanos de DC hasta que peinemos canas. Tras el estrepitoso fracaso de Batman v Superman o La liga de la justicia, Warner lo ha seguido intentando con otros personajes como Aquaman o los del Escuadrón suicida, siendo aquí la primera vez que vimos al personaje de Harley Quinn, a la que le han dado esta Aves de presa (y
la fantabulosa emancipación de Harley Quinn) para ver si tiene el suficiente potencial como para liderar una franquicia por ella sola, a lo que ayuda el tirón que tiene el que la interprete Margot Robbie, una de las estrellas del momento. Visto que los resultados de las últimas dos películas mencionadas fueron buenos, por lo menos en taquilla ya que, artísticamente, son abyectas, es de esperar que este spin-off recaude el suficiente dinero como para ser la primera de muchas más entregas de esta psicópata. Por desgracia.

La película nos sitúa tras el final de Escuadrón suicida cuando Joker (esa cosa que perpetró Jared Leto antes de aparecer Joaquin) deja a Harley Quinn en la estacada y rota en mil pedazos. A partir de ahí, comienza a frecuentar antros, acostarse con todo quisqui y llevar una vida aún más autodestructiva, si cabe.

El caso es que, por casualidades de la vida y, en su caso, por culpa de una hamburguesa de huevo, se verá involucrada en una conspiración para salvar a una niña oriental que le ha robado un diamante a uno de los reyes del crimen de Gotham, Black Mask, interpretado por un Ewan McGregor del que espero que se haya comprado una buena piscina por haber aceptado aparecer así de ridículo. Si en este punto aún seguís interesados en saber qué mas puedo contar de la película y no os he echado es que sois masoquistas.

La cinta, como era de esperar, es una payasada mayúscula, un mejunje de escenas inconexas y ridículas en las que la directora asiática, y muy conocida en su barrio, Cathy Yan, introduce los típicos mensajitos del feminismo de garrafón tan típicos de esta época en la que nos ha tocado vivir y los rodea de escenas de acción ruidosas y un montaje atolondrado que hace que desconectes de ella en el minuto 10. A todo ello, contribuye un personaje como el de Harley Quinn, una psicópata que está mal de la olla y con la que te es imposible empatizar, aun contando con el buen hacer de Margot Robbie, que no merece que le ofrezcan morralla como ésta. Obviamente, la cinta también
tiene sus dosis de corrección política más allá de los mensajes sobre la toxicidad masculina y bla bla bla ya que, en el grupo de heroínas que se forma tienes a una asiática (la niña), a la negra (Jurnee Smollett, que salía en esa obra maestra de la tv llamada Friday Night Lights), a una latina (Rosie Pérez, que es la detective) y a la caucásica (la siempre fantástica Mary Elizabeth Winstead). Y, por supuesto, todos los hombres de la película son unos completos bobos. Su único pero es la no inclusión de personajes trans lo que, como gran defensor del colectivo, me irrita profundamente.

En definitiva, Aves de presa quiere ser rompedora y acaba pecando de los peores defectos del cine que se pasa 1h y 49′ criticando. Así que eso, si os gustan este tipo de cintas en las que el argumento es lo de menos y lo que priman son las hostias, no os la perdáis, si por el contrario, os respetáis y tenéis una vida ocupada no perdáis el tiempo e invertidlo en cosas más interesantes, como por ejemplo en ver la temporada final de Bojack Horseman. Voy a echar mucho de menos a ese caballo.

PD: No hay nada peor que querer ser guay y no darte cuenta de que eres mucho peor que los demás.

HÉCTOR GARCÍA.-