AGUAS OSCURAS: HOMO HOMINI LUPUS

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Todd Haynes narra en su nueva película la historia real de Robert Bilott (Mark Ruffalo), un ex-abogado coorporativista que lleva veinte años enfrentándose a la gran compañía química DuPont. A raíz de la muerte de centenares de sus  vacas a finales de los noventa, un ganadero pide ayuda a Bilott, que cambiará de bando y denunciará a su hasta entonces cliente DuPont para descubrir la verdad sobre las opacas actividades de la empresa.

Con un estilo de narración propio del documental, Haynes va desgranando la historia señalando año a año, fiel a la realidad, la cronología de los hechos. Así, la trama fluye de forma muy natural y asistimos de forma clara a los diferentes eventos desde el descubrimiento de la mala praxis de DuPont. Gracias a un estilo muy pedagógico, es sencillo e interesante seguir el argumento, incluso en los momentos más técnicos en los que, por ejemplo, se habla de química o de procesos judiciales.

Además, este estilo documental no está reñido con el elemento cinematográfico. Dos géneros audiovisuales que confluyen perfectamente en Aguas oscuras para entender el caso y, al mismo tiempo, disfrutar con la fuerza
y emotividad de la cinta. Una mezcla perfecta que nos sumerge en el larguísimo historial de barbaridades de la compañía norteamericana, que envenenó durante años a la población a sabiendas de lo que hacía. El dinero
por encima de la moral.

Con un magnífico guión y las grandes actuaciones de Ruffalo y Anne Hathaway (que interpreta a Sarah Barlage, la esposa de Bilott), también somos testigos de la tremenda angustia del abogado y su familia, además de la desesperanza de los afectados por los vertidos químicos de DuPont. Bilott puso en juego su vida entera para luchar contra una compañía descomunal. Para luchar contra un lobby. En definitiva, para combatir el sistema en sí mismo.

En la película, Ruffalo cataloga DuPont de «evil» (diabólica, malvada). Una gran corporación química que contaminó Estados Unidos de manera indiscriminada provocando miles de afectados. Cánceres de todo tipo, niños nacidos con
malformaciones, muertes…Aguas oscuras es una historia sobre lo cruel que puede llegar a ser el ser humano. «Homo homini lupus»; «el hombre es un lobo para el hombre». DuPont, no satisfecho con haber provocado este desastre
sabiendo lo peligroso que era el componente químico C8, se amparó y sigue amparándose hoy en día en la mentira y los eternos laberintos judiciales para no pagar por lo que hicieron.

Por todo ello, Aguas oscuras es una película realmente necesaria. Necesaria para conocer los pecados de DuPont y el sistema en el que se escudan. Necesaria para saber en qué mundo vivimos. Aunque ello nos deje muy mal
cuerpo al salir del cine.

Este es un caso y una película que recuerdan muy claramente a la también magnífica Erin Brockovich, protagonizada por Julia Roberts. Veinte años después, se estrena otro buen largometraje sobre la contaminación provocada
por grandes compañías norteamericanas. La pregunta es: ¿Veremos en el futuro más películas de este estilo, sobre envenenamientos masivos por parte de grandes corporaciones? Y si es así: ¿estamos siendo víctimas ahora mismo
de casos como el de DuPont? Aunque Erin Brockovich y Aguas oscuras sean grandes películas, esperemos no tener que ver más cintas de este estilo basadas en hechos reales. Basadas en auténticas catástrofes para los seres vivos y el planeta en su conjunto.

MARTÍ ESTEBAN.-

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