LA VERDAD: KOREEDA Y LA FLOR Y NATA FRANCESA

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La verdad es la primera inclusión de Hirokazu Kore-eda en un film de habla no japonesa, y lo hace rodeado de la flor y la nata del cine francés, Catherine Deneuve y Juliette Binoche, madre e hija sobre la que se centra este relato, al igual que en el resto de la filmografía del director, centrada en los lazos familiares. Este caso es similar al de Asghar Farhadi cuando rodó Todos lo saben por estos lares, contando con reparto y equipo técnico españoles. Y al igual que al director iraní, le ha quedado una película satisfactoria, pero con resultados bastante por debajo de sus mejores obras. 

Aquí Deneuve es Fabianne (un mix entre Carmen Lomana, Norma Desmond o ella misma), una diva del cine francés que consciente de su divinidad se comporta como tal, ya sea entre la ‘crew’ del trabajo o con sus familiares. Especialmente tensa es la relación que tiene con su hija Lumir, quien se ha venido unas semanas a París con su marido e hija para acompañarla en el rodaje de su última película. Ahí es cuando saldrán a flote todos las mentiras y recelos que hay en esa relación, que es el eje que vertebra todo el film. 

El director nipón siempre se ha caracterizado por tener una sensibilidad única a la hora de mostrar las relaciones entre padre e hijo, la magnífica Like father, like son así lo demuestra, y si aquí funciona bien la pareja protagonista, echo en falta algo mas de empatía hacia el espectador, quizás porque Kore-eda se aleja de la gente más mundana para centrarse en el mundo intelectual. La película funciona mejor cuando Fabianne suelta barbaridades propias de una divorra como ella que cuando quiere ponerse trascendente. Un ejemplo es el personaje de Ethan Hawke, el marido americano de Lumir, teniendo más interés cuando su suegra se ríe de su carrera como actor que en sus disputas conyugales con su esposa. 

El resultado final, como digo arriba, es satisfactorio porque pasas un buen rato y siempre es un placer ver a dos leyendas del cine cara a cara, pero al salir te queda ese regusto amargo por no haber conseguido llegar a las cuotas a las que el director japonés nos tiene acostumbrados. También es posible que su hiperactividad, últimamente sale a film por año, haga que los guiones no puedan ser tan redondos siempre, al igual que pasa con gente tan prolífica como Woody Allen o François Ozon. 

HÉCTOR GARCÍA.-

PD: Ethan Hawke sigue demostrando, película a película, que cada vez es mejor actor. Sin Linkater de por medio se está construyendo una carrera fascinante y su presencia te genera mucha calidez. Hasta el mismo Kore-eda ha dicho que sería el único miembro del reparto de este film con el que querría trabajar de nuevo.

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