LAST CHRISTMAS: AMOR EN TIEMPOS DE CINISMO

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No son tiempos fáciles para el optimismo. Venimos de una recesión económica que ha colocado la economía mundial bajo el yugo de la precariedad.  La política es una olla a presión que está reflejando ese paisaje de descontento y es por eso que la intolerancia vuelve a surgir con comodidad bajo esta nueva realidad líquida e incierta. Es por eso que en este panorama tecnológico de bombardeo de imágenes desinformadoras por saturación, cintas como este Last Christmas son un aire fresco a pesar de no inventar nada nuevo.​
Last Christmas sigue la historia de Kate, otra víctima de esta generación perdida. Desde pequeña, su sueño siempre ha sido convertirse en cantante de éxito pero tras superar la barrera de los 25 años, se encuentra amargada trabajando en una tienda de Navidad, sin casa propia y estabilidad sentimental y familiar. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Tom, un joven optimista que le hará cambiar la forma de ver las cosas. Como verán, la premisa no nos presenta nada nuevo y su desarrollo tampoco no es nada revolucionario ya que en el fondo, Last Christmas es la adaptación del cuento navideño clásico de toda la vida con una Emilia Clarke que navega entre Bridget Jones y el Señor Scrooge de la fábula navideña por antonomasia. Sin embargo, lo interesante del film no radica tanto en el qué si no en el como. Ya que conscientes de esto,  el director Paul Feig y el libreto de Bryony Kimmings y Emma Thompson (la última también como actriz interpretando magistralmente a la madre de la protagonista) utiliza esta historia «universal» y la lleva a los nuevos tiempos del mejor modo posible.​
Por qué ¿Cuál es el gran problema de las cintas navideñas y las rom com? Pues el hecho de presentar una realidad artificial que no refleja los problemas reales de nuestro mundo, tan retro alimentada de arquetipos que hoy en día hacen que su mensaje universal es demasiado esclava de su contexto histórico social. Y no nos engañemos. Last Christmas es lo que es y no se va avergonzar por ello: Es pura fórmula, es azucarada y te quiere vender la parte más positiva de la Navidad y de la vida. En ese sentido, no engaña a nadie y antes de pagar la entrada tenemos ser conscientes de ello. Pero  en este caso, para hacerlo, Last Christmas no te va a construir esos cimientos encima de un decorado hueco y anquilosado como el de los films de sobremesa. Durante toda la película, el subtexto de un mundo heterogéneo y precario pulula por el ambiente y también la idea de que la supervivencia radica en algo tan básico como la aceptación de uno mismo, de los demás y sus expectativas. En ese sentido, la elección de Londres como escenario y los apuntes referentes al Brexit o las últimas guerras europeas no son un hecho nada baladí. Y se agradece y aún más que todo resulte tan orgánico.​
Por que lo segundo, radica en la construcción del libreto  con una primera parte mas “gamberra”, y otra más melodramática pero que siempre va de cara a pesar de algunos de los giros de su guion, dispuestos a tocar fibras sensibles. En este punto, si bien hay algunos elementos plausibles considero que es mejor que no os destripen nada de que va el film (mejor no ver los tráilers, sinceramente) ya que parte de la “magia” del invento esta aquí. Es cierto que en esa segunda mitad me ha faltado personalmente algún golpe mas de comedia para oxigenar, pero el film sabe muy bien controlar el ritmo y la dirección de Paul Feig es ajustada y elegante; tanto como la fotografía de John Schwartzman con el nuevo modelo de Panavision Millennium DXL. Si no fuera suficiente con eso, las pegadizas canciones de George Michael que amenizan la función (¿y algo más?) se encargan de hacer un film entretenido y agradable que particularmente he visto con una sonrisa durante sus 103 minutos de metraje.​
Aunque si hablamos de sonrisa, tenemos que hablar de la protagonista. Emilia Clarke, es todo carisma en esta película. Ella lleva todo el peso del film sobre las espaldas y aunque esta  magníficamente respaldada con actrices como la citada Emma Thompson o Michelle Yeoh, la ex-Khalessi se la ve todo el rato mas cómoda que nunca en su papel, sobre todo en la faceta cómica donde vemos el lado mas torpe de su personaje. En este punto, no negaremos que existe un componente de ironía en poner a la Madre de Dragones vestida de elfo con el mohín amargado siendo víctima y símbolo de supervivencia de un sistema desestructurado. Lo que está claro es que la película no sería lo mismo sin ella y tras sus anteriores pasos en el cine, parece el lugar donde mas cómoda se la ve a la actriz británica.  Con respecto a Henry Goulding,  cumple con los estándares esperados con su misterioso personaje catalizador de la trama y esta muy en la línea de trabajos anteriores afines al género, como Locamente Millonarios.​

En definitiva, una comedia perfecta para esta época del año y aún mas el momento en el que vivimos. Aunque está lejos de los mejores clásicos británicos del género como Love Actually, la cinta cumple perfectamente su objetivo de ser un bálsamo para estos tiempos cínicos. Porque quizá Last Christmas no era la película que pedíamos a gritos, pero si quizá la que necesitábamos.

JOAN BOTER.-

 

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