LA HIJA DE UN LADRÓN: CALLEJEROS NO VIAJEROS

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La hija de un ladrón es el debut en el largo de Belén Funes, el clásico drama social en barrio obrero del que la industria española nos estrena uno cada 15 días. La cinta recibió buenas críticas en San Sebastián, por lo que fui a verla pensando que encontraría algo interesante y diferente de las propuestas de siempre. Craso error, porque no sé qué vieron los presentes en Donosti cuando yo salí con la cara de Bill Murray en Atrapado en el tiempo. 

Funes, también guionista, nos cuenta la historia de Sara (Greta Fernández), una chica hierática de 22 años con un bebé y un hermano pequeño a su cargo que ve como todo su mundo se pone patas arriba cuando su padre(Eduard Fernández) sale de la cárcel y quiere volver a tener relación con sus dos hijos y su nieto. El caso es que el padre es un perla de cuidado, de ahí el título, y Sara hará lo posible para que eso no pase. Entre ellos también anda el padre de su hijo (un Àlex Monner con entradas de señor de 40 años) que si bien le tiene cariño, no desea volver junto a ella, cosa que desespera a Sara y hace que se machaque más. 

Otra vez más, la historia de gente con pocos recursos que vive en barrios marginales y sus problemas para tirar hacia adelante, pero sin ningún matiz más que ese. En ningún momento nos justifica que Sara sea tan cretina con todo el mundo, o lo que hizo el padre, ni siquiera el motivo por el cuál su ex-marido no quiere estar con ella. La directora y guionista quiere que lo deduzcamos nosotros, a lo que yo llamo «pereza creativa». Hasta las disputas padre-hija me parecen ridículas por lo falsas que parecen. Por momentos, los dos actores principales lucen una falta de química abismal, lo que sorprende siendo padre e hija también en la vida real. 

La hija de un ladrón seguramente tenga una nominación al Goya para su directora o para Greta Fernández (aquí, por fortuna, sin los pulpos de la Coixet) en los aparatados de director y actriz revelación cuando, en mi opinión, no los merecen. Parece que sólo con el factor gente desdichada y de vida difícil, con empoderamiento femenino, ya tienes hecha la película. Y no. Debes trabajar mejor el guión para hacérselo atractivo a un espectador que ya tiene el ‘culo pelao’, que diría Luis, en este tipo de historias. Una pena. 

HÉCTOR GARCÍA.-

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