Madre nació como un cortometraje, nominado al Oscar, que Rodrigo Sorogoyen rodó con su pareja Marta Nieto en el rol principal de una madre que recibe la llamada de su hijo de 6 años, asustado porque ha perdido a su padre y está solo en una playa de un pueblo francés. 17 minutos de tensión en los que un largo plano secuencia nos muestra la angustia de esa progenitora al ver que están a punto de secuestrar al pequeño y verse incapaz de hacer nada al respecto, sin ni siquiera obtener la ayuda de las fuerzas de la ley. El corto se termina con el menor agotando la batería del móvil y diciéndole a su madre que hay un señor detrás y viene hacia él. Justo después, la vemos saliendo por la puerta de su piso para irse a no sabemos dónde.
El largometraje nos sitúa 10 años después, en el que Elena, que es como se llama la madre del titulo, trabaja como camarera en un pequeño chiringuito de playa en Vieux-Boucau-Les-Bains en Biarritz, el mismo pueblo francés en el que su hijo desapareció años antes. Ahí la vemos muy interesada en Jules, un adolescente que tiene la misma edad que su hijo tendría ahora y el que, por su parte, también tiene una fijación en Elena, aunque por otros motivos muy diferentes a los de ella. Entre largos paseos por las playas y con sus interacciones con su pareja actual (Àlex Brendemuhl) y el jovent, vamos descubriendo cómo Elena sigue con la herida sin cicatritzar, siendo una alma en perpetuo duelo que se pasea por la vida como quién no quiere estar ahí.
La cinta, lejos de ir a lo fácil habiendo sido un thriller sobre secuestros apuesta por el drama más puro y duro siendo un estudio del dolor de una persona que ha perdido a lo que más queria, todo a las espaldas de una Marta Nieto que, en su primer protagónico en el cine, da un recital de austeridad interpretativa con esa mirada triste y el vacío que refleja en todo el metraje, especialmente en los momentos con el adolescente francés, en los que la cinta roza lo turbio, jugando con esa ambiguedad morar durante todo momento. Hay algunas decisiones narrativas cuestionables como el final, en mi opinión algo apresurado y mal resuelto, pero no dejan de ser pequeñas trabas a una película que espero que tanga el reconocimiento que merece en la temporada de premios. De hecho, Marta Nieto ya se llevo el de mejor actriz en el útimo festival de Venecia.
Sorogoyen vuelve a demostrar que es, junto a Carlos Vermut, el director español del momento, habiendo demostrado que sabe tocar todos los palos, desde el drama con la fantástica Stockholm o el thriller con las soberbias Que Dios nos perdone y El reino, las dos rodadas con un nervio y un pulso impresionantes. Aquí, en la que quizá sea su película menos redonda, sabe adentrarnos en el dolor de esa mujer de miradas perdidas y llena de resentimiento hacia un mundo que le ha quitado a lo que más quería. A nivel de dirección es fabulosa, con largos planos secuencia marca de la casa y una fotografía llena de grandes angulares de esa playa en la que a mí me encantaría pasar unos días. Madre es una película cuyo visionado gana conforme pasan los días, dejándote ese poso de amargor que desprende su atmósfera. Qué ganas tengo de ver lo siguiente que ruede este tío.
HÉCTOR GARCÍA.-
