DOCTOR SUEÑO: MATEMOS A LOS CLÁSICOS

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Stephen King, gran admirador de ‘La casa de papel’, se ha pasado años rajando vilmente de la adaptación que el maestro Stanley Kubrick hizo de su obra ‘El resplandor’, así que su bendición a este proyecto ya hacía saltar todas las alarmas sobre lo que podría salir, más allá del miedo que ya imprime una secuela de algo tan magistral como lo que hizo el genio de barba frondosa.No me he leído la novela y sobre ella no puedo opinar, pero es obvio que una historia como la sucedida en el hotel Overlook no necesitaba una continuación y, tras ver la película, confirmo las sospechas.

Aquí nos situamos justo tras los acontecimientos sucedidos en el hotel, en el que vemos como Danny Torrance, primo de Quim, decide dejar atrás sus poderes para llevar una vida tranquila.Años después, y ya con las facciones de Ewan McGregor, descubrimos que eso no ha funcionado ya que se ha convertido en un cuarentón alcohólico y problemático (lo que bien podría ser un espectador potencial de ‘La Resistencia’), que se pasa la vida entre peleas y centros de desintoxicación. El caso es que como él, hay mucha más gente con sus poderes, lo que hace que un grupo llamado Nudo Verdadero, una especie de culto que se dedica a buscara esos chicos con poderes para quitárselos y vivir ellos muchos más años al absorber los (un poco como el Dr. Maligno quitándole el «moho» a Austin Powers). La entrada en escena de una niña con los mismos poderes que Danny ( Kyliegh Curran) hará que éste vuelva a entrar en
escena para intentar acabar con esta secta.

Como veis, parece más el argumento de la octava secuela de ‘X-Men’ que de una continuación de algo tan particular y sugerente como ‘El Resplandor’. Su director, Mike Flanagan, quien demostró en ‘La maldición de Hill House’ que era un tipo a tener en cuenta, le imprime un tono pausado al desarrollo de la cinta, a veces hasta demasiado, lo que hace que sus 151′ sean del todo abusivos y, por momentos, desesperantes. Me chirría también la continua aparición de
otros actores emulando a los personajes de Shelley Duval y Jack Nicholson en la original, lo que acrecienta más que estamos ante una baratija que no le llega al suelo de los zapatos a laoriginal. Su segundo acto y, en especial, el clímax final, tampoco están a la altura, siendo más este último un intento de cerrar el círculo con su predecesora que lo que la misma película te pedía.

Sí destaco el apartado visual, relativamente potente cuando hay sustos y lo suficientemente gore cuando debe serlo.
En el apartado actoral poco que decir, Ewan McGregor está correcto, sin aportar mucho más aun Danny Torrance que podría haberse llamado Héctor García y no hubiera pasado nada, y una Rebecca Ferguson a la que se le nota cómoda en el papel de líder de la secta, aun teniendo queesquivar por momentos algunos momentos ridículos brindados por un libreto que ha escrito el mismo Flanagan junto al cada vez más omnipresente Akiva Goldsman.

Para terminar, quiero incidir en el abusivo homenaje a la original, bien volviendo a rodar los paseítos en triciclo del Danny niño por los pasillos el Overlook o las clásicas secuencias de la anciana decrépita en la ducha, que no hacen más que manchar el recuerdo que teníamos de la original, Si Stanley Kubrick levantara la cabeza de su tumba,  volvería a morirse de nuevo.

HÉCTOR GARCÍA.-

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