TAN CERCA, TAN LEJOS: MILLENIALS EN LA GRAN CIUDAD

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Tan cerca, tan lejos, de Cédric Káplisch (Una casa de locos, Las muñecas rusas, Nuestra vida en la Borgoña) vuelve al género que tan buen resultado le reportó anteriormente, la comedia dramática. Y lo hace con la historia de un joven de treinta y tantos que un buen día, sin saber la causa, se desvanece en el metro. El médico que le atiende le diagnostica estrés y le deriva a un psicólogo, pues le refiere una depresión. El joven tiene trabajo y vive en París, sin pareja, llevando una vida solitaria. Paralelamente, conoceremos la historia de una joven que vive en un bloque contiguo al suyo. Tiene un trabajo que le gusta, pero está sola y se busca relaciones esporádicas en aplicaciones de móvil para «ligar».

Ambos personajes responden al patrón de «millenial treinteañero» de provincias que viven en una gran ciudad como París, con una crisis de identidad, con una vida solitaria -ambos están sin pareja en ese momento- y con relaciones personales tan pobres como insatisfactorias. El mal del mundo moderno.

Aparentemente son jóvenes con todo en la vida (trabajo, piso, etc), aunque se sienten no realizados en el plano personal/emocional. En este sentido Cédric Káplisch da en la diana en el retrato de estos dos jóvenes que parecen destinados a encontrarse, pues sus caminos se cruzan, viven en bloques contiguos, etc, aunque el espectador se va dando cuenta de que no, que llevan vidas paralelas y que, quizás, en ningún momento estén destinados a encontrarse, a tratarse, ni a enamorarse. Aunque el público, conforme avanza la película, desea que eso suceda, pues va viendo que podrían ser almas gemelas y que juntos mitigarían su soledad y su falta de amor de pareja.

Una película que retrata y define a la perfección algunos de los males y «vicios» de la generación «millenial» actual y lo hace desde el drama, la comedia y las situaciones cotidianas y reconocibles de la vida diaria. En definitiva, una película que gustará y conseguirá identificar a una parte de su audiencia. Además, tanto François Civil como Anne Girardot se demuestran como dos actores competentes capaces de reflejar a esa generación. Una sorpresa muy agradable que no dejará a los espectadores indiferentes.

SONIA BARROSO.-

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