DETECTIVE PIKACHU: EL INICIO DE UNA SAGA

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Vaya esto por delante: tengo más de 40 años y juego a Pokemon con asiduidad. De hecho, no pasa el día que mi pareja no me mire con gesto extraño al ver cómo puedo estar horas jugando a la consola a un juego basado en monstruitos monos que luchan entre sí. Pero el juego es mucho más que bichitos adorables: se basa en tres pilares clave, la estrategia, la colección y la exploración. A mi personalmente es el combate por turnos y la estrategia lo que siempre me ha atraído, además de encontrar esos monstruos legendarios que siempre esconden los juegos. Así que como fan del juego la idea de ver en pantalla grande una adaptación de este universo en acción real no podía ser más atractiva a priori. Y la conclusión es que en Warner han acertado aunque no hayan hecho diana.

Detective Pikachu en sí es la típica película familiar que atraerá a los más pequeños, a los nostálgicos del juego y a los neófitos no les aburrirá, aunque luego sea tan olvidable como fácil de digerir. En el prólogo, donde se nos presenta el contexto de una forma clara y rápida para aquellos no iniciados en la mitología Pokemon, vemos que hay una ciudad donde humanos y Pokemon viven en perfecta armonía, de manera que para cada humano es habitual que haya un compañero Pokemon que vaya con él a todos sitios y compartan vida y trabajo. A partir de aquí la película se mueve en un terreno de aventura juvenil sin dañar a nadie, sin ser zafio, sin ser ofensivo, sin ser violento, simplemente siendo consciente de su público infantil objetivo. Pero también trata de dar a los adultos pequeños guiños a la serie de animación, al videojuego, al ya famoso “Pokemon Go” que tanto ha hecho por la marca en los últimos años (yo mismo al empezar la película oí un padre diciéndole a su hijo al aparecer el logo de Pokemon “Mira hijo, como en Pokemon Go” evidenciando que para ellos ése era el mayor acercamiento que habían tenido al juego) y diálogos con un humor algo más sutil, gracias en parte al hecho de que detrás de la voz de Pikachu se esconda un actor carismático hoy en día como Ryan Reynolds. Aún así no esperen una gran historia ni grandes giros de guión. La historia de “hijo que pierde al padre y encuentra pistas para buscarlo” no saca más de lo que es. De hecho la personalidad de los Pokemon (con Pikachu y Psyduck a la cabeza) es lo que atrae más de toda la historia y al acabar la película uno ya se ha olvidado de los actores humanos que básicamente se limitan a pasar por ahí.

A pesar de todas las pegas que pueda tener es una película agradable que hará las delicias de los más peques (sobre todo si están familiarizados mínimamente con los Pokemon) y sus 100 minutos pasan rápido. Lo que espero de verdad (aunque la taquilla de momento no augura mucha felicidad) es que sea una introducción a una saga de historias donde puedan entrar más en los videojuegos clásicos. Lo que vendría a ser poder llegar a ver a Ash, Brock, al profesor Oak, a Misty y, por qué no, al temido y amado Team Rocket. Sabemos por la película que, aunque en esa ciudad haya una especie de utopía humana-Pokemon, en el resto del mundo los Pokemons son cazados por entrenadores y entrenados para luchar, así que bien podríamos pasar por Kanto y Pueblo Paleta a hacer una visita.

JOSÉ ISAAC PELLICER.-

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