ROBIN HOOD: EL HÉROE ENCAPUCHADO

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Robin Hood, de Otto Bathurst (director de algunos capítulos de las series Peaky Blinders y Black Mirror), es una película entretenida. Y este adjetivo es el mejor que puede atribuir a esta especie de precuela de la historia de Robin Hood que todos conocemos, a través de films como Robin y Marian, de Richard Lester, Robin Hood, príncipe de los ladrones, de Kevin Reynolds, y Robin Hood, de Ridley Scott, por citar tres que le dan mil vueltas a ésta y que la dejan como un subproducto tan caótico, como videoclipero, aunque con alguna secuencia de acción bastante bien lograda. eso sí.

La historia es una reformulación de la trama que conocemos, del Robin de Loxley que vuelve de las cruzadas y se da cuenta de que le han expoliado su casa, que ha perdido a su Marian que le da por muerto y ha empezado una relación con su amigo Will y, alentado por John decide jugar a un doble papel, por un lado como el noble Lord Loxley, para ganarse la confianza del sheriff de Nothingham y, por otro, como bandolero encapuchado que roba a los ricos que están en el poder para dárselo al pueblo oprimido. Es decir, que recupera elementos y personajes de anteriores versiones, pero con una Marian mucho más reivindicativa y adaptada a los nuevos tiempos y con una parte final que augura una secuela o el inicio de una trilogía, si tiene éxito de público.

Una película que gustará más a las nuevas generaciones de espectadores y a los que odiaron adaptaciones cinematográficas de videojuegos como Assassin´s Creed y Príncipe de Persia porque hay secuencias que me recuerdan mucho a un videojuego, incluso en cuestiones de estética de este Robin Hood, interpretado por un Taron Egerton -que quizás es de lo mejor de la película, junto a Jamie Foxx, que interpreta a John. Aunque los que amamos al Robin Hood de los 90´s de Kevin Costner, esta nueva versión nos sabrá demasiado a poco. Mucho ruido, mucha espectacularidad y mucho caos para tan pocas nueces. Tan entretenida como profundamente olvidable.

SONIA BARROSO.-

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