HUNTER KILLER: VUELVE LA ACCIÓN DE LOS 80´S

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La primera sensación que tenemos al ver Hunter Killer, es que estamos ante una película de acción de otra época. El género ha evolucionado mucho, a diferencia del cine actual donde prima el CGI por encima de todo, en los 80´s el género de acción estuvo marcado por los músculos, la testosterona y las frases socarronas y lapidarias. Eso es justo lo que da este largometraje. La historia nos narra cómo el Capitán Joe Glass (Gerard Butler) lleva a cabo una misión en submarino para rescatar al presidente de Rusia de un golpe de estado que hay en el país y así evitar la Tercera Guerra Mundial.

La acción del filme se divide principalmente en tres escenarios; lo que ocurre en el submarino, en la superficie donde un grupo de soldados de manera clandestina se debe adentrar en territorio ruso como apoyo a la misión subacuática, y en los despachos de la base militar, si bien la primera prevalece sobre el resto.

La dirección corre a cargo de Donovan Marsh, quien cumple sin grandes florituras. El director se limita a cubrir todas las escenas sin arriesgar demasiado, dejando una dirección correcta, sin momentos verdaderamente memorables. Aunque hay que reconocerle saber llevar muy bien el pulso para mantener al espectador entretenido.
En cuanto al guión de Arne L. Schmidt y Jamie Moss es muy consciente de lo que es. Que nadie espere encontrarse aquí la maestría de La caza del octubre rojo o los dilemas morales de Marea roja, por compararla con otras películas de submarinos. Schmidt y Moss crean una historia llena de tópicos, en la que los buenos son muy buenos y los malos muy malos, donde los rusos son lo villanos -aunque como los tiempos han cambiado y la relación entre ambos países ha mejorado notablemente, también los hay buenos y con valores-, con un marcado carácter patriótico, habitual en el género, y donde los norte americanos vuelven a salvar al mundo.

El reparto está encabezado por el carismático Gerard Butler quien nos da la sensación de que de haber nacido en otra época habría mirado de tú a tú a los reyes del género Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone. Además de Butler, encontramos al tristemente desaparecido Michael Nyqvist en un papel secundario demostrando mucha química con Butler, Linda Cardellini como la única representación femenina de cierto peso, el rapero Common, y Gary Oldman en un personaje completamente alimenticio, siendo el mayor pecado del filme desaprovechar como lo hace a un actor de semejante talento.

En definitiva, estamos ante una película que no aporta nada nuevo al género, aunque hará pasar un buen rato a los fans de la acción ochentera, a los que disfrutan con la muy entretenida saga de Objetivo: La Casa Blanca, pero que no quedará grabada en nuestra memoria.

JOSU DEL HIERRO.-

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