DEADPOOL 2: REENCUENTRO FAMILIAR GAMBERRÍSIMO

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Deadpool 2 es el más loco e irreverente reencuentro de una familia imperfecta o de unos amigos a los que hace tiempos que no ves, pero sabes que van a acabar liándola parda. Si la primera jugaba con ser una fresca y desacomplejada historia de amor, usando un humor gamberrísimo y pasado de vueltas, para una contar cómo el mercenario más canalla y bocazas Wade Wilson se convertía en el antihéroe Deadpool, ésta juega a ser una historia con la familia como eje central de una película que no está destinada precisamente al público familiar (al menos, no a las familias con niños pequeños que puedan ir a ver Spiderman o Los Vengadores).

En esta ocasión, aunque haya perdido quizás el factor sorpresa de la original, la trama central es mucho más interesante -y no vamos a revelar nada, pues conviene saber muy poco para disfrutarla más. El humor absurdo y pasado de rosca, la exagerada violencia, las múltiples y descacharrantes referencias a la cultura pop de los 90´s (cine, música, cómics), las bromas con mucho descaro funcionan como un reloj -mucho mejor que lo hacían en su antecesora, para mi gusto-; e incluso las secuencias de acción lucen más potentes y espectaculares -se nota la mano de David Leitch, especialista y artífice de John Wick y Atómica-, especialmente nos mola el primer cuerpo a cuerpo entre Cable y Deadpool en la cárcel, la secuencia hilarante del paracaídas con la X Force y la secuencia trepidante en el furgón blindado. Y como principal novedad, deciros que, más allá de tanta juerga, esta secuela posee unos componentes emotivos y reflexivos algo inusuales en este tipo de producciones.

Ryan Reynolds se siente cada vez más a gusto en el pellejo de Deadpool y eso se nota, pues contagia su arrollador carisma y su buen rollo al resto del equipo, tanto a las caras ya conocidas del film original como a las nuevas incorporaciones: Cable (qué grande es Josh Brolin como supersoldado mutante llegado del futuro con dos cargas y una misión, un contrapunto más serio a Deadpool), Domino (brutal mutante con suerte y doloroso pasado, Zazie Beetz), Russell (Julian Denison, el adolescente XXL mutante a descubrir); Dopinder (su amigo taxista indio, Karan Soni) o Colossus (su colega mutante al rescate, con la voz de Stefan Capicic) se convierten en unos secundarios de lujo que arropan al protagonista, teniendo cada uno de ellos sus momentos estelares en pantalla.

El humor, como hemos dicho, no deja títere con cabeza, Reynolds sabe reírse de todos -incluso de sí mismo y de su pasado como superhéroe Linterna Verde-, y ello logrará que amen esta secuela tanto los admiradores -o no tan fans- de la primera parte, como los del universo mutante de X Men, de los cómics, etc. Una secuela que vuelve a romper la cuarta pared, hecha para reírse a carcajadas, pues es cine de entretenimiento absolutamente disfrutable y gozoso. Se nota que el equipo del film se lo ha pasado estupendamente rodando, pues irradian diversión y gamberrismo sin límites al espectador desde la primera secuencia hasta las escenas postcréditos (que son divertidísimas). Estamos deseando ese tan esperado crossover de Deadpool con Lobezno.

SONIA BARROSO.-

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