ROMAN J ISRAEL: JUICIO A UNO MISMO

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Roman J Israel, de Dan Gilroy, cuenta la historia de un abogado penalista y activista pro-derechos civiles de mediana edad, que vive y piensa a la antigua usanza, a partir del momento en que tiene que abandonar el bufete en el que ha trabajado más de 35 años por enfermedad de su jefe y socio. Este despacho pasará a ser liquidado por George Stevens (Colin Farrell), un joven abogado de éxito y jefe de un moderno bufete, que parece representar todo lo que Roman aborrece de su profesión. Roman (Denzel Washington) se debatirá entre seguir con sus rectos principios morales, su ética profesional y su idealista manera de entender el mundo, representada por él y por Maya, la joven trabajadora social de una ONG (Carmen Ejogo), o decidir cambiar de rumbo. Una decisión equivocada, tomada en uno de los casos que le encarga su nuevo jefe, Stevens, le llevará a una mala praxis profesional que dará un vuelco a su vida.

El director de Nightcrawler acierta en el curioso retrato del protagonista, que parece ser la antítesis del joven reportero sin ética, moralidad ni escrúpulos de su ópera prima. El choque entre Roman, este defensor de la ley, de mentalidad idealista, íntegra y de fuertes convicciones morales con George, que representa al nuevo abogado, moderno, ambicioso y de éxito es, sin lugar a dudas, lo mejor del film pues, aunque aparentemente estos dos personajes sean el día y la noche, nos daremos cuenta que en el fondo no todo es tan blanco o tan negro como se plantea. No obstante, aunque sea interesante la contraposición de caracteres y la evolución del personaje principal, la película se pierde en algunos momentos por la interminable e incansable perorata y verborrea del protagonista y porque uno tiene la sensación de que no sabe muy bien hacia dónde va a ir a parar lo que le están narrando. Aunque no es una película de juicios, ni mucho menos, sino un drama sobre dilemas morales y ética profesional, -con una implícita crítica al sistema judicial norteamericano-, y que coquetea con el thriller hacia su parte final. En definitiva, que si os gustan las historias de ángeles caídos, quizás entréis en esta Roman J.Israel, a pesar de que su resultado final me parece bastante menos redondo que el de la punzante e hiriente Nightcrawler.

SONIA BARROSO.-

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