TOMB RAIDER: LA NUEVA LARA CROFT

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Alicia Vikander vuelve como Lara Croft en la nueva Tomb Raider en este reboot -después de las olvidables y flojísimas Lara Croft Tomb Raider y su secuela La Cuna de la vida, ambas con Angelina Jolie-.

En esta ocasión, es una historia sobre los orígenes de la heroína asalta-tumbas del popular videojuego de Crystal Dynamics. De chica que lleva una vida normal en Londres a aventurera por obra y gracia de un rompecabezas japonés y unos cuadernos de su padre fallecido, el empresario Richard Croft. Para ello tendrá que viajar de Londres a Hong Kong y posteriormente a una remota isla en Japón donde se esconde la tumba de una ancestral diosa de la muerte nipona. Como imaginaréis, en este peligroso periplo contará con inesperados aliados, vivirá reencuentros y tendrá que lidiar con mil y una situaciones que pondrán a prueba su valentía, destreza, fortaleza e ingenio.

Las aventuras trepidantes al más puro estilo Indiana Jones o La Momia están aseguradas, así como las dosis necesarias de humor (con la complicidad de Nick Frost), acción y sentimentalismo (en este caso paterno-filial). No hay nada nuevo bajo el sol, no inventa nada, pero sí que podemos asegurar que la fórmula funciona y que el público no se va aburrir, pues no da tregua al espectador. Si no se es muy exigente ni con las lagunas de guión ni con los efectos CGI (correctos, pero no brillantes) es una propuesta bastante disfrutable.

Lo mejor del film es, sin lugar a dudas, una Alicia Vikander que se entrega como nadie y a la que uno se cree como heroína de acción, que no necesita enseñar muslo ni ponerse sexy para convencer de su valía, ni tampoco requiere de ningún hombre que le salve ni que le sirva para forjar su carácter y su destino. Y más que sus acompañantes, el marinero Lu Ren (Daniel Wu), su padre Richard (Dominic West) y su antagonista, Vogel (Walton Goggins) están siempre a su sombra. Vikander ha llegado para quedarse y convertir a Lara Croft en un icono de nuestro tiempo, si el público responde.

SONIA BARROSO.-

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