GORRIÓN ROJO: LETAL JLAW

Gorrión Rojo es la nueva colaboración entre Francis Lawrence y Jennifer Lawrence tras la trilogía Los juegos del hambre. En esta ocasión, se trata de la adaptación a la gran pantalla la novela de suspense y espionaje de 2012 de Jason Matthews.

Rodada en Budapest, Bratislava, Viena y Londres (aeropuerto de Heathrow), el film se centra en Dominika Ergova (Jennifer Lawrence), un bailarina del Bolshoi que sufre un grave accidente. Éste será el detonante de su cambio de vida. Pues pasará de ser una chica que tiene un sueño y obligaciones, tales como cuidar de su madre enferma a ser reclutada y engañada por el hermano de su padre, su tío Egorov (Matthias Schoenaerts) para su entrada en un mundo hermético, cruel y deshumanizado, la llamada «escuela de gorriones», que depende de los servicios secretos soviéticos, un lugar donde adiestran a jóvenes para seducir, utilizando sus cuerpos como armas. Su primera misión será con Nate Nash (Joel Edgerton), un agente de la CIA con principios que hará lo que sea necesario para salvaguardar sus contactos en Rusia.

Nos encontramos ante una peculiar cinta de espías, que preserva el romanticismo propio del subgénero y va un poco más allá, pues no escatima en escenas comprometidas e incómodas, tanto en cuanto a desnudos de la actriz, muy seria, fría y regia, -mucho más de lo que nos tiene acostumbrados-, como a escenas de tortura y de violencia, muy seca y contundente. Otro punto fuerte es el ecléctico e interesante reparto, a los ya citados Lawrence, Edgerton y Schoenaerts se le suman Jeremy Irons, Charlotte Rampling, Joely Richardson y Cirián Hinds.

No obstante, el resultado es irregular y no redondo, a pesar de contar con alicientes y atractivos, pues hay desfase entre escenas algo lentas y otras, un poco más locas y extravagantes. Mucho más que una película de acción podríamos definirla como un thriller de espionaje oscuro y sin contemplaciones, que va más allá de la reciente Átómica, o de las novelas de espías de John Le Carré.

ANTONIA CARILLA.-