CALL ME BY YOUR NAME: UN PRIMER AMOR QUE DERRUMBA

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Todos hemos tenido un primer amor de verano, envuelto en sudores estivales, mientras matábamos el lento devenir del tiempo entre lecturas y música, llevábamos pantalones cortos y hacíamos largos paseos en bicicleta. Un amor de esos en que no puedes olvidar cómo tu ser amado te miraba y cómo le mirabas, cómo te sentías con el simple roce de su piel o de sus dedos enredándose por tu ropa o por tu cabello y qué emociones te producían aquellos primeros besos y cuándo susurraba tu nombre o el suyo. Por ello, estoy segura que cualquier espectador experimentará algo al ver Call me by your name, de Luca Guadagnino, basada en la novela homónima de André Aciman. Ese algo puede ser la pérdida de la inocencia, el despertar sexual, las inseguridades, el deseo, el enamoramiento, la pérdida…Es decir, todos los estados por los que transita su protagonista, Elio (qué intensidad tan vulnerable la de Timotheé Chalamet), un joven italoamericano de 17 años que pasa las vacaciones en una preciosa villa del norte de Italia junto a sus padres y que verá desbordados sus sentimientos con un amor inesperado que le derrumbará y transformará por completo. Su ser amado es Oliver (bello y sensual Armie Hammer), el nuevo becario norteamericano de su padre, que es profesor de arte antiguo. Oliver es un chico de 24 años, muy seguro de sí mismo, decidido, maduro e incluso, algo arrogante al principio. La personalidad arrolladora y carismática de Oliver irá ganándose poco a poco el corazón inseguro, impulsivo y puro de Elio, y se irán abriendo uno al otro hasta llegar a una complicidad y un amor tan furtivo y secreto, como inesperado. Estos dos jóvenes judíos, cultos y de buenas familias compartirán mucho más que su pasión por el arte, la literatura y la música en un verano que cambiará sus vidas para siempre. Un verano lleno de placeres intelectuales, físicos y emocionales que explotará como un melocotón maduro y dejará huellas imborrables.

Luca Guadagnino (Cegados por el sol) envuelve esta historia de amor y de descubrimiento de tal belleza que es imposible no sentirse transportado. Desde su hermosa fotografía, la luminosidad y las evocadoras localizaciones en el norte de Italia, en la Lombardía, cerca de Crema, la música de piano y los dos temas de Sufjan Stevens, Mystery of love y Visions of Gideon hasta las interpretaciones de todo el elenco, desde los dos protagonistas, Timotheé Chalamet y Armie Hammer, que desprenden química pura, hasta Michael Stulhbarg, Amira Casar (los padres de Elio) y Esther Garrel (Marzia, su mejor amiga con la que vivirá también un despertar al sexo)…Además, está todo contado de una manera tan natural y fluida, que todo respira sinceridad y verdad emocional. Por fin un amor homosexual, sin estigmas, sin prejuicios y sin turbiedades de ningún tipo.

Pero la película es más que un relato iniciático sobre el primer amor y, por ello, es tan significativa. Habla, entre muchos otros temas, del miedo a no «comportarse» como se considera que es «correcto» por el hecho de ser un chico; de la comprensión paterno-filial, de la importancia de hacer caso al corazón y a los sentimientos, de la necesidad de vivir y autodescubrirse, etc. En este sentido, la comprensión, el cariño y el respaldo que le muestran los padres de Elio a su hijo son dignas de admirar -atención a la escena de la lectura del cuento por parte de la madre a su hijo y la sensible y ejemplar charla que mantienen padre e hijo cuando Oliver ya se ha marchado-. Por ello, pienso que no sólo es una historia de amor entre dos chicos -va más allá de ser un «romance gay»-, para convertirse es un film muy luminoso y placentero sobre la necesidad de ser amado y de sentirse respetado y apoyado. Y sobre la educación emocional en la familia que es tan o más importante que la educación intelectual recibida. Así pues, no sólo es una película pensada para la juventud, sino también considero que es necesaria que la vean padres y educadores. No hay nada mejor que dejarse transportar por Call me by your name, seguro que la experiencia cinematográfica va mucho más allá y se queda mucho tiempo viviendo dentro vuestro. No os arrepentiréis.

SONIA BARROSO.-

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