MOLLY´S GAME: LA ESCALERA DE SORKIN

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Decía William Holden sobre Billy Wilder, uno de mis directores y guionistas favoritos, que el responsable de films como El Apartamento o El crepúsculo de los Dioses tenía el cerebro lleno “de cuchillas de afeitar”. Una definición que bien podría aplicarse al quizá guionista mas reputado de Hollywood: Aaaron Sorkin, un neoyorquino que gracias a su trabajo en TV –El Ala Oeste de la Casa Blanca sobre todo y, posteriormente, en series como The Newsroom– y en cine en títulos como La Red Social y Jobs se ha ganado ese estatus de estrella. ¿Cómo? Gracias a una crónica explosiva de nuestra sociedad -pasando por la policía, el deporte o el periodismo) hecha a base de optimismo camuflado de cinismo, épica y diálogos metralleta hiperprecisos-. En Molly´s game no es una excepción.

Sin embargo, hasta ahora Sorkin no había dirigido cine. Si lo había hecho algún episodio de sus series de TV pero quien ilustraba su libreto en cine eran otros, si bien habían sido directores de la talla de David Fincher o Danny Boyle, entre otros. Esa espina se la quita Sorkin en Molly’s Game. Aquí el autor de La guerra de Charlie Wilson tiene el control total de su obra y nos cuenta la historia real de la denominada por la prensa sensacionalista Usa “La reina del póquer”, la cual fue acusada de organizar partidas de poker ilegales para la creme de la creme de la clase mas privilegiada del mundo: Desde empresarios multimillonarios hasta estrellas de cine.

Sorkin confía en Jessica Chastain para llevar todo el peso del film en sus hombros aderezado por varios papeles secundarios (unos más vitales que otros, pero que complementan la historia de Molly, que es el personaje que encarna Chastain). Así pues tenemos a Idris Elba en su papel del abogado integro, al padre de la protagonista encarnado por Kevin Costner y a un sorprendente Michael Cera haciendo de una estrella de Hollywood que en el film se llama “Jugador X”. Y lo hace a través de grandes secuencias en off que explican la historia de Molly, al tiempo que la vemos en sus pleitos posteriores y vamos descubriendo quién ese personaje y qué esconde.

El resultado es una ópera prima muy por encima de la media. Se nota que Sorkin ha estado en mil rodajes y sabe como mover la cámara, como dirigir a los actores y como y trasladar sus libretos en cine. No es Fincher ni Boyle que creo que hacen subir aún mas sus guiones de nivel pero no se dedica a ilustrarlo correctamente, hay cine y sabe modular en determinados momentos el tono cuando conviene. No obstante, poco después de la mitad del film considero que hay cierto estancamiento, venido quizá por la propia historia y algunos de los habituales tics del guionista.

Por fortuna, ahí están justamente un par de momentos cerca del clímax que están entre lo mejor de la cinta: Uno terrorífico y otro emotivo donde nos revela al film que Molly’s game es algo más que una película sobre poker (que tampoco lo es, aunque juegan mucho y algo aprendes por el tema en caso de que no sepas). Es una película que habla sobre cómo somos. ¿Y qué queréis que os diga? Ese tipo de cintas siempre son bien recibidas.

JOAN BOTER.-

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