UNA CITA EN EL PARQUE: AMORES EN HAMPSTEAD HEAD

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Una Cita en el parque, de Joel Hopkins, director de Nunca es tarde para enamorarse, es una cinta que contenía un buen material de fondo. La historia es la de Emily (Diane Keaton), una mujer americana de mediana edad, arruinada por las deudas de su difunto e infiel marido y de Donald (Brendan Gleeson), un hombre maduro irlandés que lleva 17 años viviendo en una casa que se construyó él mismo y alimentándose de sus propios cultivos, generando energía solar, etc en un parque en Hampstead Head (Londres). Pero que desaprovecha la ocasión para hacer una crítica más profunda de un sistema al que sólo les interesa el enriquecimiento a costa de la especulación inmobiliaria, como hacía Kleber Mendonça Filho en la contundente Doña Clara para, en esta película, centrar la historia en dos personajes en un momento de ocaso vital y personal a los que la vida parece querer dar una segunda oportunidad. 

La película es presentada más como una historia de amor otoñal entre dos personajes dispares con un punto de extravagancia. Diane Keaton vuelve a hacer de señora madura, a la que le gusta vestir con cuellos altos y boinas, defensora de las causas perdidas y muy preocupada por las apariencias y por agradar a sus vecinos y amigos de bloque; mientras que Blendan Gleeson encarna a una especie de ‘homeless’ antisistema que quiere que le dejen tranquilo y poder seguir viviendo en la que considera su propiedad desde hace mucho tiempo. 

Y, aunque hay escenas y momentos agradables, a modo de feel good movie y romance otoñal, nos hubiera gustado más que el director apostara por un camino menos trillado y convencional. Es una película simpática y que se deja ver sin dificultades, sobre todo si comulgas con sus protagonistas, pero que, al final, queda como una propuesta demasiado bienintencionada.

SONIA BARROSO.-

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