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LA FAMILIA, OTRA VEZ
marzo 23, 2016 Articulos

HERMANA

En el cine de Koreeda la familia es un tema recurrente. Desestructuradas, mal avenidas, pretendidamente inamovibles… Las relaciones entre hermanos y las paterno-filiales suelen constituir el eje argumental, alrededor del cual rotan personajes y tramas. En su anterior largometraje, el director avanzaba diseccionaba las reacciones de dos familias, con situaciones económicas muy diferentes, cuando se les comunicaba que sus hijos habían sido intercambiados al nacer. En aquella ocasión, el drama se encauzaba a través de las miradas inocentes de los hijos, para desarrollar los sentimientos (culpa, pena, rabia) de los padres. En Nuestra hermana pequeña tres hermanas conocerán a su hermanastra, de trece años, en el funeral de su padre. Aquí, el sentimiento de abandono por parte del progenitor, es transformado en aceptación primero, y más tarde en cariño, por parte de las tres hermanas mayores.

¿Es nuestra hermana pequeña es una obra menor en la filmografía de Hirokazu Koreeda? Pues sí y no, la verdad. La respuesta es afirmativa si se compara esta cinta con la citada De tal padre, tal hijo o con la genial Nadie sabe. La cuestión es que Koreeda tiene tal sensibilidad en su tratamiento de los personajes, tanto en su escritura como en el planteamiento visual, que hace que acabemos queriéndoles y sintiéndoles cercanos. En el cine del director japonés hay siempre un halo de melancolía permeando sus historias, una sensación de pérdida que hace que, por más que la película no pueda calificarse de drama, este se vaya filtrando de una forma muy sutil en el relato. En ese sentido, la película funciona tan bien como cualquiera de sus predecesoras. Así pues, es más posible que lo que sea menor sea la intensidad del drama, nunca la película en sí.

Uno de los puntos más interesantes de la película se encuentra en el análisis de las personalidades de las hermanas y, sobre todo, en su forma de comportarse cuando interactúan entre ellas o con otros personajes. Escenas de cotidianeidad, pero con el suficiente peso específico como para el director no trate de recalcar las aristas más dramáticas. Y esa es una decisión inteligente: Koreeda consigue que la historia fluya sin forzarla y sin acelerarla, dando a cada momento la mucha o poca trascendencia que requiere. Esto no se traduce en desapego, ni en frialdad. Es un esfuerzo consciente de dejar que sean los cincos personajes principales los que definan el momento de cada escena.

Y sí, son cinco las protagonistas de esta historia: las cuatro hermanas y la ausencia del padre. Constituye esta última un peso demasiado evidente en sus vidas: para las mayores es la marca del abandono del hogar (agravada por la ausencia de la madre), para la pequeña la muerte tras la enfermedad. De una forma íntima, las hermanas se identifican y se reconocen más allá de vínculos de sangre. Para Sachi, Yoshino y Chika, además, la llegada de Suzu a sus vidas es la oportunidad de recuperar algo del espíritu de una niñez que tuvieron que abandonar demasiado pronto. Visto así, podría resultar paradójico el tono utilizado para desarrollar la historia: niñas obligadas a crecer deprisa para afrontar la ausencia de los progenitores, la muerte última del padre, y el drama no explota en ningún momento. La resignación y tolerancia que muestran los personajes hacia el pasado, hace que no malgasten fuerzas en rebelarse ante algo que en ningún caso podrán cambiar.
Pese a todas las evidentes diferencias culturales y de comportamiento que podamos apreciar, la película de Koreeda conecta con el espectador por la sutileza de su planteamiento y por la poderosa belleza de sus imágenes. El responsable de la fotografía vuelve a ser Mikiya Takimoto, quien repite con Koreeda tras De tal padre, tal hijo, y logra un trabajo aún más destacable. Los cerezos en flor, las escenas en la playa, etc., hay algo lírico en cada plano, sin caer en esteticismo excesivo. Así pues, tanto en forma como en contenido, Koreeda acierta en las teclas que toca, dando forma a una pieza discreta pero bellísima.

IMMACULADA PILAR COLOM.-

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